La capital china parece no poder paliar la gran boina de contaminación que azota de forma continua la ciudad. El cielo de Pekín sigue cubierto por un gran manto de contaminación que hace dudar de la eficacia de las medidas del país para luchar por una ciudad más habitable. Para bajar los niveles de CO2, se han readoptado medidas como la reducción de la circulación y de la actividad industrial.