En las últimas estimaciones oficiales, se habían cifrado en 51 los fallecidos y en cientos los heridos después de que el tornado con vientos de más de 300 kilómetros por hora y categoría EF4 arrasase barrios del sur de la ciudad.

Durante la madrugada, y en plena incertidumbre por las labores de rescate, la oficina de Elliot confirmó que 51 personas habían muerto, incluidos 20 niños, pero advirtió de que su agencia esperaba al menos otros 40 muertos, lo que provocó que varios medios hablasen de 91 muertos.

No obstante, la portavoz forense indicó que a medida que continúe el trabajo de los bomberos y equipos de emergencia es probable que el número de fallecidos vuelva a ascender.

El presidente Obama muestra sus condolencias
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo que el suburbio de Moore (Oklahoma), arrasado por el tornado, debe recibir toda la ayuda necesaria "de inmediato" y que se le proporcionará "el tiempo que haga falta".

"La gente de Moore debe saber que su país permanecerá con ellos el tiempo que haga falta", dijo Obama en una declaración desde la Casa Blanca.

El mandatario se reunió esta mañana con la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, y su asesora de seguridad Lisa Monaco "para subrayar que Oklahoma debe recibir toda la ayuda que necesita de inmediato".

Obama dijo que había sido "uno de los tornados más destructivos de la historia", pese a que "aún no sabemos hasta dónde llegan los daños y las pérdidas humanas y económicas que puede haber provocado",  añadió.

Recordó que "en un instante, destruyó edificios e hizo que docenas de personas perdieran la vida", entre ellos 7 niños que "trataban de refugiarse en el lugar más seguro que conocían: su escuela".