La primera ministra británica, Theresa May, consiguió la aprobación de los líderes europeos al acuerdo del Brexit, un importante paso en el camino a la salida de la Unión Europea (UE) que, sin embargo, se ve empañado por la difícil situación que se le plantea ahora en el Parlamento británico.

Después de que los Veintisiete hayan respaldado el pacto de salida del Reino Unido del bloque comunitario y de sortear las reticencias de España respecto a Gibraltar, May debe someter a votación el acuerdo en la Cámara de los Comunes.

Una votación que supone el siguiente gran reto para la premier, quien no cuenta con el respaldo de casi un centenar de los 316 diputados de su propio Partido Conservador ni de los diez parlamentarios del norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP), socios de su Gobierno en minoría.

La líder del DUP, Arlene Foster, aseguró que "bajo ninguna circunstancia" su partido votará a favor del acuerdo porque, a su juicio, pone en peligro la integridad territorial del Reino Unido y otorga a Irlanda del Norte un estatus diferente al del resto del país (Escocia, Gales e Inglaterra), a fin de preservar la invisibilidad de la frontera con la República de Irlanda.

Una negativa a la que también se sumó el jefe de la oposición británica, el laborista Jeremy Corbyn, que calificó el acuerdo de "malo" para el país y sostuvo que el laborismo votará en contra. "Este es el resultado de un miserable fracaso en las negociaciones que nos deja con lo peor de ambos mundos", manifestó el político, quien agregó que deja al país con "poco que decir" sobre su futuro y pone "en riesgo" empleos y estándares de vida.

Corbyn no quiere una salida sin acuerdo, sino renegociar un pacto "sensato" que incluya "una unión aduanera permanente, un mercado único fuerte y que garantice los derechos de los trabajadores y de los consumidores y la protección medioambiental".

Pero renegociar un acuerdo no parece una opción muy viable, después de que presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, advirtiera de que el pacto aprobado hoy es "el único posible".

Algo que ratificó la propia May desde Bruselas al afirmar que, "si la gente cree que de alguna manera se puede hacer otra negociación, no es el caso". "El acuerdo es el resultado de lo que han sido unas duras y difíciles negociaciones, durante un periodo significativo de tiempo, y, como se ha dicho, este es el acuerdo que está sobre la mesa, es el mejor acuerdo posible, es el único acuerdo posible", subrayó.

La primera ministra es consciente de que no tiene fácil recabar el apoyo que necesita en el Parlamento de Westminster, por ello ha comenzado ya a hacer campaña para persuadir a los legisladores para que voten a favor del acuerdo.

En este sentido, la premier divulgó una carta dirigida a todos los británicos en la que pidió públicamente su apoyo para comenzar un "nuevo capitulo de la historia nacional". "Habrá un momento de regeneración y reconciliación cuando abandonemos la Unión Europea", señaló, al tiempo que remarcó que el Reino Unido tendrá un "futuro brillante" fuera del bloque comunitario.

La mandataria subrayó asimismo que, resuelta la cuestión del Brexit, el Gobierno británico podrá centrarse en "la economía, el Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés) y en combatir las injusticias de la sociedad". "Para hacer eso -urgió- hay que continuar con el Brexit apoyando este acuerdo".

"El Parlamento tiene la oportunidad de hacerlo en unas pocas semanas", recordó y garantizó que hará campaña con su "corazón" y con su "alma" para ganar el llamado "meaningful vote" (voto significativo).

Aún no se conoce la fecha exacta en la que tendrán lugar el debate y posterior votación sobre el Brexit, si bien se sabe que será antes del receso navideño y se barajaría la segunda semana de diciembre para ello.