Londres quiere cercar aún más 'la jungla de Calais', y empezará a construir, a finales de este mes, un muro. Tendrá cuatro metros de alto y se hará con hormigón resbaladizo. Reino Unido quiere impedir que los inmigrantes suban a camiones e intenten cruzar el Canal de la Mancha.

Son soluciones de contención, pero no de contenido, porque dentro, el día a día es cada vez más insoportable. Son ya 9.000 personas a la espera de un futuro. Y entre ellos, está atrapado Samir, un joven de 17 años que lleva nueve meses sobreviviendo en 'la jungla', donde no tardó en encontrarse con la Policía.

"Un bote de gas lacrimógeno me estalló justo al lado; no podía respirar. Tengo problemas respiratorios por la metralla que me alcanzó cerca del corazón", explica el joven refugiado sirio atrapado en Calais.

Son las secuelas de las bombas de su Siria natal. Huyó, y tras un largo viaje en Alemania, fue detenido y enviado a un campo para solicitantes de asilo. Pero él saltó del tren y siguió su viaje a Calais, donde ha vivido en primera persona ataques xenófobos. "Un conductor empezó a meterse con nosotros. De repente aceleró y el coche me dio en la pierna", relata Samir.

Es uno de los 600 menores no acompañados atrapados en el campo de Calais. Como ellos, Samir sólo quiere seguir su camino hacia Reino Unido, porque allí está su hermano. Pero precisamente ese país construirá un muro entre ambos, que se quiere adornar con flores para dar color a escenas propias del blanco y negro.