La noche aún parecía cualquier otra, una más dentro de la tensión que se respiraba en las ciudades ucranianas, hasta que a las cinco de la mañana, todo cambió. Las bombas comenzaron a caer sobre los principales núcleos de población de toda Ucrania y lo que hasta ahora parecía imposible a ojos de muchos, se hizo realidad: el cielo se iluminó con el olor de la pólvora.

La escena, a nuestros ojos occidentales, puede parecer más propia de hace un siglo que de la sociedad actual. Pero a diferencia de las últimas grandes guerras vividas en el continente europeo, una herramienta cambia el juego a la hora de poner rostro, sonido e imágenes al terror del conflicto armado: las redes sociales.

No es nada complicado ponerse en la piel de los ciudadanos ucranianos que han sido atacados e invadidos por Rusia en las últimas horas. Ellos no han dudado en documentar lo que les estaba pasando en redes como Twitter, Instagram o Tiktok. Su día -o, mejor dicho, su noche- no era diferente a la de cualquier otro europeo hasta que la guerra, por decisión rusa, ha comenzado.

Una vida interrumpida por Rusia

Si bien el conflicto estaba latente y cabía pensar que podía desencadenarse en cualquier momento, las expectativas estaban puestas en que, como fuese, no se desarrollase un conflicto armado. Pero ya está aquí: Europa está en guerra contra Rusia, que ya se ha hecho con el control de la central nuclear de Chernóbil y avanza hacia la capital de Ucrania, Kiev. Todo por anexionarse dos regiones del Donbás, aunque la justificación oficial ofrecida por el presidente ruso, Vladimir Putin, sea "desmilitarizar y desnazificar Ucrania".

Los aviones de combate ya andan torpedeando residencias civiles, y los tanques cruzando las carreteras por donde otrora circulaban autobuses y camiones repletos de abastos. El crujir de los cristales retumba mientras resisten los ataques… pero terminan por reducirse a añicos.

Y, mientras, todos los ciudadanos ucranianos que no han podido o no han querido marcharse de sus hogares y dejar todo atrás están ahora recolectando agua y víveres antes de que haya cortes de suministros.

Una amiga que vive cerca de Kiev me escribió que estaba asustada, le dispararon, vio destellos brillantes. Lo peor son los sonidos…”, escribía una usuaria en Twitter. “Vivo cerca del aeródromo en un pueblo militar, los aviones han estado volando aquí durante una hora y ha habido algunas explosiones, y escriben en Facebook que el avión está en llamas, da mucho miedo. Los destellos son visibles justo en la ventana”, relataba otro.

Son miles los ucranianos que están viviendo el peor día de sus vidas, una jornada negra que difícilmente se les borrará de la retina. Las víctimas mortales entre la población civil ya suman decenas y la mayoría de la población en las grandes ciudades está optando por empaquetar sus pertenencias y marcharse lo antes posible, si bien en algunos lugares ya no están permitiendo la salida de hombres, que se ven apelados por la Ley Marcial que está en vigor en Ucrania desde este jueves.

Los gestos son bastante comunes, según relatan los propios protagonistas en sus cuentas de redes sociales: mirada al aire ante cualquier sonido, entremezcla de las sirenas de los vehículos policiales con el tráfico de personas que tratan de huir y todos con sus teléfonos móviles en ristre, para seguir la actualidad al minuto.