En 2007 llamó "enfermera sádica" a Hillary Clinton, pero no le pidió perdón hasta el año pasado. Se trata de Boris Johnson, el exalcalde de Londres, que antes de ser el nuevo ministro de Exteriores de Reino Unido, dedicó diversos insultos al mundo con el que ahora tendrá que relacionarse.
Gracias al trabajo de Ian Prasad Philbrick, un redactor de 'Slate', que hemos traducido, podemos conocer algunos ejemplos del comportamiento del político que, en 2003, describió a George Bush como "un belicista bizco no elegido que personifica la arrogancia de la política exterior de Estados Unidos".
Más tarde, en una columna del 'Telegraph' publicada en 2005, dijo que "comparada con el antiguo Imperio británico y el nuevo Imperio americano, la influencia cultural china es prácticamente nula y es improbable que aumente". Además, dijo que la cultura y el arte chinos son "una imitación de las formas occidentales". "El número de premios Nobel chinos ganados en casa es cero, mientras que hay legiones de chinos brillantes que intentan acceder a Stanford y Caltech".
Y es que no, nadie se libró de pasar por el filtro de Boris Johnson. "Durante diez años, los 'Tories' nos hemos acostumbrado a las orgías de canibalismo al estilo de Papúa Nueva Guinea y al asesinato de nuestros jefes", dijo. Posteriormente, rectificó, no sin antes decir que habría de "añadir a Papúa Nueva Guinea a su itinerario global de disculpas". También comparó las aspiraciones de unificación de Europa con las de Napoleón Bonaparte y con la visión del expansionismo alemán que tenía Adolf Hitler: "Napoleón, Hitler... Varios intentaron esto antes y termina de manera trágica", dijo en una entrevista con el 'Telegraph'.
Después de que George Clooney hablase en una promoción de una película sobre los Mármoles de Elgin, procedentes de Atenas, Johnson le sumó a la lista de personas comparables con Hitler.
Tras comparar al presidente ruso, Vladimir Putin, con Dobby, el elfo de Harry Potter, en diciembre defendió que se pudieran unir esfuerzos con él y con el presidente sirio, Bashar al Assad, explicando que tampoco es "moralmente imposible" luchar contra el Daesh junto a ellos.
Finalmente, en marzo de este año aseguró estar "genuinamente preocupado" por que Donald Trump sea elegido presidente de EEUU. "La única razón por la que no iría a algunas partes de Nueva York es por temor a encontrarme a Donald Trump", explicó.