Si nada cambia, España reconocerá el lunes a Juan Guaidó como presidente de Venezuela. Una forma de presionar a Maduro para negociar. "Principalmente es una medida de presión internacional, lo que pasa es que eso luego se traduce en medidas de carácter práctico", explica Pablo Colomer, subdirector de la revista Política Exterior.

La primera consecuencia sería para las embajadas: "La acreditación diplomática se hace de gobierno a gobierno. Y por lo tanto la delegación diplomática de Venezuela en España se va a retirar. Y lo mismo tiene que ocurrir con la de España", asegura Alberto Priego, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Comillas.

Por eso, cuanto Trump reconoció a Guaidó, Maduro reclamó que el personal diplomático de Washington abandonara Venezuela, aunque les dio una prórroga de un mes. Estados Unidos y otros países tratan ya con los embajadores designados por Guaidó.

Además, Washington le ha otorgado a Guidó el control de los fondos que el Estado venezolano tiene en la Reserva Federal de Nueva York y en las entidades respaldadas por su banco central. "Si no reconoces a un gobierno, no puedes permitir que ese gobierno que tú no reconoces controle las estructuras del Estado. Da igual que sean cuentas, da igual que sean delegaciones diplomáticas" dice Priego.

Una forma de dar poder práctico a Guaidó. Porque aunque se haya proclamado presidente y varios países le apoyen, el aparato del Estado sigue en manos de Maduro.