Los candidatos apuran la campaña centrados en los Estados clave porque una docena de territorios acaban decidiendo la presidencia. Son los llamados 'Swing States', Estados que pueden decantarse por uno u otro partido. "Son Estados con pasado industrial, en transición, con muchas dinámicas de población, de grupos diferentes", explica Pedro Rodríguez, profesor de la Universidad Pontificia de Comillas- ICADE.

Trump arrasa entre los hombres blancos. Clinton le gana la batalla entre las mujeres, los latinos y los negros. Tradicionalmente, estos dos últimos colectivos votan menos que los blancos. Muchos creen que su voto no cambiará nada y ni siquiera hacen los trámites para poder votar. En España, al cumplir los 18 entramos directamente en el censo, pero en Estados Unidos hay que registrarse, así que la participación política requiere de un grado de implicación mucho mayor.

"Hay muchas Asociaciones que motivan a que las minorías se acerquen a votar, que se registren", cuenta Cristina Crespo, del Instituto Franklin-UAH. Pero incluso si las minorías se movilizan, hay otras trabas. Para registrarse y para votar hace falta un carnet con foto, y no todos lo tienen. "Allí no existe el DNI, como mucho tienen carnet de conducir pero no todos lo tienen. O algunos tienen pasaporte si han viajado fuera, pero no es obligatorio", asegura Crespo.

Tampoco ayuda la fecha de la elección. Aquí votamos en domingo pero allí se hace un martes. "Es un día laboral y las colas para votar son enormes, de horas. Una persona que tiene un trabajo precario no puede arriesgar su puesto de trabajo por una votación", explica Cristina. Obstáculos que ensombrecen la que presume de ser la mayor democracia del mundo.