El Gobierno estaría dispuesto a dar marcha atrás en uno de los puntos más polémicos de su reforma fiscal: la nueva tributación por despido. “Se incorpora un mínimo exento de 20.000 euros por año, a partir de ahí se empezará a tributar” apuntaba Miguel Ferré, secretario de Estado de Hacienda.
Lo cuenta el diario 'La Razón' que publica que, finalmente, sólo pasarán por caja las indemnizaciones superiores a 100.000 euros. El sábado en laSexta Noche, el director del diario ya coqueteó con esta posibilidad: “Yo jamás lo hubiera hecho. Lo van a corregir”.
Porque desde que Montoro anunció la medida el pasado lunes no le han parado de llover críticas. “Es un tema de gravedad. Yo no lo hubiera tocado” afirma el economista Gay de Liébana.
Y a pesar que desde el Partido Popular han tratado de justificar la revolucionaria medida: “Esos ingresos van para el Estado, para pagar los servicios públicos: la Sanidad, la Educación…” decía Rafael Hernando, portavoz adjunto del PP en el Congreso.
Pocos aplausos ha cosechado en estos apenas seis días de vida: “Van a pagar los currantes. No los grandes directivos” afirma Antonio Miguel Carmona, del PSM. “Se le impone más impuestos a una indemnización por despido, es decir al paro, que a un artículo de lujo” dice Irene Lozano, de UPyD.
Con esta tributación, las arcas públicas habrían ingresado algo más de 130 millones de euros pero parece que finalmente ha pesado más la posibilidad de que está medida, manifiestamente impopular se pueda volver en su contra de cara a las próximas citas electorales.