Si se aprueba el Tratado de Libre Comercio podrían cambiar las normas sobre productos que consumimos todos los días y que en Europa son más estrictas. "Antes de liberar una sustancia al medio ambiente, al plato de los consumidores o a un producto, la empresa tiene que demostrar que no afecta a la salud. En EEUU primero se libera el producto y luego se demuestra si es malo o no", detalla Manuel ángel Soto, de Greenpeace.
Eso explica que haya muchas diferencias, por ejemplo, en los cosméticos. Hay más de 1.300 sustancias que, según las leyes europeas, no pueden incluirse en este tipo de productos mientras que en Estados Unidos sólo están vetadas 11. Si se aprueba, el TTIP también afectaría a lo que comemos porque la normativa a ambos lados del Atlántico es muy distinta. "En Estados Unidos se sigue alimentando el ganado con hormonas, algo que está prohibido en la Unión Europea. Se sospecha que puede estar asociada al riego de cáncer", explica Soto.
Un método que permite a los ganaderos estadounidenses vender más carne con menos coste. Por su parte, los ecologistas aseguran que peligran muchos puestos de trabajo en la agricultura por la entrada de productos estadounidenses. "Entrarían en tromba en un modelo muy diferente. Allí son grandes empresas, aquí tenemos un modelo de estructura familiar, autónomos, PYMES...", destaca Soto. También preocupa que Estados Unidos no reconoce las denominaciones de origen así que empresas americanas podrían empezar a producir jamón de Jabugo o vino de Rioja.
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