Noelia es casi doctorada en sociología, ha trabajado en varias tiendas y nunca ha cobrado más de 600 euros. A pesar de los últimos datos de paro de los que presume el Gobierno, lo cierto es que el 40% de los contratos que se hicieron en julio eran a tiempo parcial y no superaban el salario mínimo de 645 euros: "Estoy por debajo de los 600 euros, quinientos y pico y con eso tengo que pagar el alquiler, tengo que pagar el transporte para ir al trabajo, tengo que pagar la comida…” explica Noelia.

El alquiler de la vivienda es el principal gasto: “La media nacional estaríamos hablando de unos 250 euros unos 300 euros, en algunas zonas un poco más caro, 350, pero esa sería la media del coste por persona en viviendas compartidas” explica Miguel Ángel Hidalgo, de Hidalgo Gestión Alquileres.

Si restamos el precio medio del alquiler al sueldo tenemos 300 euros: 100 para transporte, otros 100 para gastos básicos y otros 100 para comida. Un ajuste de cinturón al que hay que sumar la incertidumbre de no saber si continuarás trabajando. Es el caso de Rodrigo, le despidieron hace unas semanas y ahora no sabe si tendrá que volver a casa de sus padres: “No puedes hacerte un proyecto de vida, no puedes emanciparte, no puedes evolucionar”. Sueldos precarios que angustian el presente y dinamitan el futuro.