Dicen que el primero nunca se olvida. Que siempre es especial. Que ocupa, por más que lleguen después, un lugar especial en nuestra memoria y en nuestro corazón. Carlos Alcaraz ya tiene el primero. Ya sabe lo que es tener el primero. Porque el murciano, en su debut en una final de Grand Slam, ha conquistado el US Open. Uno que además tiene premio doble.

Porque no solo es ganar un grande. No solo es escribir tu nombre junto a las leyendas más legendarias del tenis, sino que, con lo que ha hecho ante Casper Ruud y en su camino para medirse al noruego, Alcaraz, de Murcia, de El Pamar, es el número 1 más joven en toda la historia de la ATP.

Todo gracias a un US Open en el que ha disfrutado y sufrido para terminar disfrutando como nunca lo ha hecho. Porque lo sentía. Porque lo sabía. Porque se veía que, más tarde o más temprano, iba a llegar el día. Ha llegado. En Nueva York.

Alcaraz, un veterano de 19 años

En una ciudad que a buen seguro no va a olvidar al igual que a él no le van a olvidar tampoco todas aquellas personas presentes en el US Open. Porque vaya espectáculo. Desde que jugó la primera ronda hasta la final. Hasta una final ante Ruud que tuvo puntos de auténtico videojuego.

Y que tuvo en Alcaraz a su gran campeón. Carlos empezó de lujo. Presionando desde el comienzo el saque de Casper y rompiéndolo en el tercer juego del primer set. Con su servicio defendido a la perfección, el de Murcia se llevó a la saca el primer set para demostrar quién mandaba en la pista.

Pero era una final. Y en una final no todo son sonrisas. Sufrió en la segunda manga. Se le vio incómodo. Apresurado. Con demasiada precipitación. Subiendo mucho a la red y voleando. Fallando bolas fáciles. Ruud se recompuso, y rompió dos veces su saque para poner en un brete a un jugador que, recordemos, tan solo tiene 19 años.

Imperial desde el 'tie break'

Podía temerse lo peor en la tercera manga. Pero, de repente, se hizo la luz. Fue en el 'tie break'. Ahí, al que llegó sufriendo, el repaso fue total. Alcaraz venció por 1-7 y ya veía el final del camino más cerca.

Se le veía en la mirada. En una mirada de campeón. De quien sabía que lo tenía en su mano y que no lo iba a dejar escapar. Fue una exhibición de confianza. De golpes. De intensidad... Alcaraz, simplemente, iba a ganar el US Open.

Y llegó el Carlos campeón

Así fue. Carlos se impuso en su saque, con un tremendo bolazo en el servicio que Ruud respondió como pudo pero que no pudo poner en la pista. Se tiró en la cancha, con un Juan Carlos Ferrero que ya por fin pudo quitarse todos esos nervios que tenía. Más seguro que cuando era jugador.

Es el primero. El primero de muchos, a buen seguro, pero es el primero. Y el primero. Este día 11 de septiembre en Estados Unidos, 12 ya en España, es un día que Carlos Alcaraz jamás va a poder olvidar. Porque es el día en que comenzó su leyenda en el mundo del tenis.