"Son tres vallas de 7 metros y tienes la concertina para cortarte". Así recuerda Thierry Feuteu una de sus peores experiencias: saltar la valla de Melilla. "He visto mucha gente que se ha dejado la vida alli", reconoce, recomentando que "nadie coja ese camino".
Él es un jugador de rugby de origen camerunés que sabía lo que quería desde pequeño: jugar al rugby. Marruecos fue su primer destino, 5.000 kilómetros con un final diferente al esperado: "Oye, lo siento tio, aquí no se juega nada al rugby".
Sueña con jugar en la Selección
Ahí es cuando se abre la opción de ir a España: "Llego por la noche me llevas a una montaña y me dice: 'ahí donde hay luz es España'". "Las dos primeras veces no llego a pasar la valla porque nos para la policía. Era durisimo, como les pegaban, volvían con heridas", relata Feuteu.
A la tercera fue la vencida. España se conviritió en su hogar y el rugby en su profesión, un "sueño" que ha completado siendo internacional con España: "Una forma de dar las gracias por todo lo que me han dado es defender los colores de la bandera de España".