Tiger Woods está viviendo un auténtico calvario. El golfista estadounidense sufrió el año pasado un grave accidente de coche que casi le causa la amputación de una pierna y a día de hoy continúa trabajando en "la parte de caminar" porque le "lleva tiempo".

Woods todavía desconoce la fecha de su regreso a los campos de golf: "Ojalá pudiera decirte cuándo volveré a jugar. Quiero saber, pero no lo sé".

Es uno de los mejores golfistas de la historia y siente mucha impotencia y frustración por la situación actual en la que se encuentra: "Estoy mejorando, sí, pero como he dicho, no a la velocidad y ritmo que me gustaría".

No obstante, ha querido tranquilizar a sus seguidores confirmando que volverá, aunque no a tiempo completo: "Si volveré? Sí. ¿Volveré a jugar un calendario completo? No". Puedo jugar algunos eventos aquí y allá, pero a tiempo completo, no, eso no volverá a ocurrir".

El estadounidense tendrá que aprender a dosificar sus esfuerzos para poder seguir rindiendo a un buen nivel. "Mi actividad de golf ha sido muy limitada. Puedo hacer chip y putt muy bien y golpear muy bien los hierros cortos, pero no he hecho un juego largo en serio", confesó.

"Puedo jugar al golf los fines de semana, eso es fácil, pero poder estar aquí y jugar seis rondas de golf todavía no puedo hacerlo", añadió.

Hace ya casi un año que Woods pasó por quirófano debido a varias fracturas abiertas en la parte inferior de la pierna derecha y otras lesiones en el pie y el tobillo, estando muy cerca de quedarse paralítico.

Woods se mostró con fuerza para seguir luchando y regresar lo antes posible: "Cada día es una pelea y le doy la bienvenida a esa pelea. Levántate por la mañana y hagamos algunas rondas más".

El estadounidense se dejó ver nuevamente en un campo de golf junto a su hijo Charlie en diciembre, siendo subcampeones por parejas en el Campeonato de la PNC.