Tras el caos de las dos primeras etapas del CIC Tour International Féminin des Pyrénées, la UCI tomó la decisión de anular la tercera etapa y dar por concluida la prueba. De esta forma, no se celebró la etapa final de esta competición que acabó ganando Marta Cavalli.

Las circunstancias en las que se encontraba la calzada, los coches estacionados y la acumulación de peatones en las calles que no estaban cortadas ya obligaron a que la segunda etapa fuera suspendida a 13 kilómetros del ascenso a Hautacam.

Muchos equipos y ciclistas reclamaban seguridad y se unieron en señal de protesta. Por ello, la UCI finalmente decidió que la prueba tenía que llegar a su fin.

Las peticiones de las competidoras no gustaron a Pascal Baudron, que declaró que no estaba de acuerdo con la decisión final: "El problema es que las chicas tienen unas exigencias que no se corresponden con su nivel".

"Se creen que están en el Tour de Francia y que todas las carreteras deben estar cerradas al tráfico. Pero en Francia no se puede hacer eso", dijo.

"El sábado los jueces ya fueron a avisar a las corredoras que sus peticiones eran inadmisibles", añadió.

Pero la frase del dirigente por la que el mundo del ciclismo se indignó sería otra. No solo mostró poca coherencia:

"No vale la pena organizar una carrera para que después un capricho de unas niñas malcriadas arruinen todos los meses de esfuerzo... es catastrófico"