Se acabó. Por fin se acabó una temporada insulsa para un Real Madrid que realmente la dio ya por finalizada en el mes de marzo. Y se acabó con, cómo no, con derrota, con pasividad y con pitada de un Bernabéu que ya no tenía más paciencia con sus jugadores. El equipo de Zidane cayó por 0-2 ante un Betis que, con la calma que caracteriza a su juego, se impuso a un rival que no dio señales de competir. Otra vez.
Así están siendo las semanas desde que eliminaron al Real Madrid de la Champions y de la Copa, y desde que se vio sin opciones en Liga. Sin ilusión. Sin esperanza. Sin luchar. Simplemente esperando a que pasen los días y las jornadas, con un Zidane que a saber cómo está de desgastado ante esta situación que ni le iba ni le venía. El objetivo blanco era ese. Esperar. Simplemente esperar. Solo que llegara el final.
Y el final ha llegado. Y con él el adiós a las excusas a partir del próximo curso. En este han terminado sin tan siquiera darle a su afición la alegría de una victoria en la última jornada. El Betis, su contrincante, fue mejor. Sumó a la calidad de la que ya disponen el tener una mayor intensidad que un equipo al que, a estas horas, le faltó cafeína en la sangre y fue incapaz de conectar con su afición. Al menos positivamente, porque los pitos sí que se escucharon sobre todo para Marcelo. Bale se libró, porque ni salió. Y Keylor, eso sí, se llevó unos más que merecidos aplausos por sus servicios y profesionalidad.
Poco pudo hacer el tico en los goles encajados, pues ambos llegaron de remates prácticamente a bocajarro. La defensa blanca, como suele ser habitual, fue una sucesión de conos apenas móviles en las ofensivas béticas. Lo Celso hizo prácticamente lo que quiso. Junior hizo de una autopista la banda de Carvajal, y por ella llegó el primero.... y el segundo.
Guardado sirvió a Loren el 0-1, y el lateral zurdo de Setién hizo lo propio con Jesé para el 0-2. El Real Madrid tuvo, eso sí, su opción para adelantarse en el duelo. No fue por un acierto suyo, sino más bien por un error gravísimo del Betis en la salida del balón. Benzema, con todo a favor, remató al palo. Vinicius, la mayor alegría del curso, pudo batir a Pau López pero el arquero estuvo listo para adivinar la intención del brasileño.
Fallaron, pero el Betis no. Y los últimos minutos fueron lo que fueron. Aficionados yéndose pronto del estadio como el Real Madrid se ha ido de cada partido en cuanto no había nada en juego. Ya se ha terminado. Ahora ya, con cosas por jugarse, toca volver a competir.