Tras una década sin alcanzar una final de la Champions League, Pep Guardiola ya está de vuelta en la última ronda de la máxima competición de clubes a nivel continental.

Con su merecida victoria sobre el París Saint-Germain, el Manchester City se medirá en Estambul frente al Chelsea en lo que será la primera final europea del conjunto 'cityzen'.

A Guardiola le han caído muchos halagos esta semana por la clasificación del cuadro celeste, aunque una de las más notorias ha venido de uno de los mejores jugadores que ha tenido a sus órdenes, Phillip Lahm.

El exfutbolista alemán ha escrito un artículo en 'El País' titulado 'Todos quieren a Guardiola' en el que rescatada algunas anécdotas del técnico y trata de explicar su método.

"Tengo muchos recuerdos de Pep Guardiola. Me decía: 'En los partidos importantes, simplemente escojo a los 11 mejores que tengo'. Hay que escuchar con cuidado. Esa frase contiene la clave del fútbol: la calidad individual. Guardiola es un entrenador puntero al que le encantan las habilidades y el talento de sus jugadores. Algunos entrenadores aspiran a reducir la complejidad del fútbol. Guardiola, en cambio, quiere dominar esa complejidad. Se podría comparar su labor con la de un gran maestro de ajedrez o la de un director de orquestra que saca lo mejor de cada instrumentalista", explica el exlateral.

A su vez, destaca la "autoridad absoluta" de Pep: "Un gran entrenador sabe enseguida qué cosas puede hacer cada uno y quién será su jugador central. Luego comunica a cada jugador cuáles son sus puntos fuertes y débiles, y también los de los demás. Ajusta la tarea y la función de cada uno, cada día. Esto hace Guardiola con una pasión que no he conocido en nadie. Hasta que todo el mundo, incluso aquellos que no gozan de minutos, acepta que el entrenador tiene razón. Eso le concede una autoridad absoluta".

Sobre sus influencias, sin duda, subyace la de Johan Cruyff: "Después del punto álgido que alcanzó en España, se ve que Guardiola se está adaptando. El Barça era un equipo de muy buenos mimbres, en el que prácticamente todos tocaban bien varios instrumentos. Cuando ganaron la Champions en 2009 y 2011, asfixiaban al rival. Ese estilo era posible porque todo el club sigue la idea de fútbol total de Johan Cruyff, Guardiola se ve a sí mismo en esta tradición: si le dejaran, pondría a 11 Iniestas. En otros lugares tuvo que sacrificar un poco su idealismo. En Múnich dejó que los especialistas Ribéry y Robben actuaran por los flancos, y los dos laterales se escoraban hacia el centro cuando el equipo tenía la posesión del balón".

"El City juega ahora con un estilo más cauto, encomendándose a defensas atléticos que se imponen en el aire. El equipo a veces entrega la pelota, se repliega, defiende en su área, se toma un respiro y espera para armar el contraataque. El entrenador ha aprendido a disfrutar de goles sencillos en un saque de esquina o un disparo desde fuera del área: ha visto que esos goles también tienen su atractivo. No es solo un adepto al tiki-taka ultraofensivo", zanja Lahm.