La Champions es así y más hoy en día. Porque cualquier equipo te pone a bailar. Y si no que se lo digan a la comitiva de Valverde, que llegaba hoy al bello Eden Arena de Praga para enfrentarse a la cenicienta del grupo... pero nada de nada. El fútbol moderno iguala las fuerzas, y el tempranero gol de Messi en el 2' más los sucesivos trotes de patio de colegio entre él, Suárez y Griezmann pasándose el balón sin disparar a puerta no eran un fiel reflejo de la realidad. No lo era porque mientras los de Valverde se tomaban el ataque confiando en su teórica superioridad, Ter Stegen se erigía como el auténtico protagonista del encuentro en el otro lado...

Ter Stegen

Confirmó sus superpoderes el bueno de Ter, o su estado inhumano de gracia al sacar balones imposibles con el pie, a mano cambiada y de la manera que fuera. Nadie pasaba por ahí porque no había forma, y esa sensación se repite desde hace bastantes meses... habría que plantearse si no es este uno de los mejores jugadores del mundo ahora mismo, pero los porteros, ya se sabe para esto de los premios...

En medio de este guardameta 'trending topic' el partido se fue al descanso, volvió, pero el Barça se quedó divagando nadie sabe dónde... porque Jan Boril (lateral izquierdo, sí) subió como un rayo para decirle a Ter Stegen que no, que aquí mandaban ellos. Y claro que sí, un excelente tanto del checo puso el estadio patas arriba y a Jindřich Trpišovský, su entrenador, al borde de un ataque de nervios.

Porque lo que vino a continuación fueron ocasiones, muchas, para los locales que seguían en otro mundo, hasta que el otro extraterrestre, Leo Messi, devolvió al Barça y a Suárez a la Tierra con un centro que el uruguayo remató en su prolongación, y que Olayinka, delantero del otro equipo, empujó a su propia portería... Un jaleo, vaya, pero un 1-2 que ya no se movería más.

Griezmann... ¿Griezmann?

A quien no pudo devolver Messi a la Tierra fue a Griezmann, que acabó cambiado por Dembélé y ciertamente desubicado todo el partido... como desubicado acabó un partido con cinco minutos de descuento, el entrenador local de rodillas en el suelo y ocasiones y más ocasiones para un Slavia que subió hasta con el portero en vista de que el Barça no cerraba esto a la contra.

Murieron en la orilla los checos, arrodillados frente a su afición y ante un rival que se vuelve a España como líder de un grupo F casi sin querer (el Inter ganó al Dortmund), porque visto lo visto, este conjunto de Valverde fuera de casa en Champions... sigue siendo fiel de una manera regular a instalarse en la irregularidad. 1-2 y menos mal.