España no erró ninguno de los cuatro penaltis que lanzó, una efectividad máxima que le permitió romper una sequía de nueve años y lograr su tercera corona continental sub-17, la novena si se incluyen las seis que logró cuando el torneo estaba restringido a los menores de 16 años.
Triunfo que dejó como nombre propio el del delantero del CD Roda Nacho Díaz, que evitó una derrota a la que España parecía irremediablemente abocada con un remate de cabeza a la salida de un córner, cuando ya se cumplían los seis minutos de tiempo añadido.
Un gol que premió la fe del conjunto español, que como ya hizo ante Turquía o Crocia en la primera fase del torneo, o ante Francia en los cuartos de final, fue capaz de salvar en este Europeo de Croacia un marcador adverso. Ordenado, sin prisas, al conjunto español le gusta madurar poco a poco sus partidos.
Una tranquilidad que no se resquebrajó ni con el marcador adverso, tras adelantarse Inglaterra a los 18 minutos de juego con un gol de Callum Hudson-Odoi. El jugador del Chelsea no desaprovechó una buena maniobra de su compañero Jadon Sancho para plantarse en el interior del área y sorprender con un magnífico remate al guardameta español Álvaro Fernández, que tan sólo pudo ver cómo el balón se colaba por una escuadra, tras tocar el esférico en un defensa español.
Un fogonazo que obligó a acelerar el ritmo al conjunto español, hasta entonces empeñado en adormecer el encuentro con un juego lento y pausado, encaminado a impedir que Inglaterra pudiera sacar rédito a la velocidad de sus atacantes.
Se demostró que esos temores fueron excesivos en el momento en el que España se olvidó de tantas precauciones y dotó a su juego de un punto más de intensidad. Si Sancho, Foden o Hudson-Odoi destacaron por su rápidos movimientos, no menos eléctricas fueron las maniobras de los jugadores españoles, en especial las del centrocampista Ferrán Torres y, sobre todo, las del lateral Mateu Morey.
Con Torres y Morey percutiendo constantemente por la banda derecha, los de Santi Denia se adueñaron por completo tanto del juego como del balón, un dominio que tardó en dar sus frutos al conjunto español. En una nueva muestra de potencia y velocidad, Morey logró plantarse completamente solo a los 38 minutos en el área inglesa, donde el balear, como ya hizo ante Francia en los cuartos de final, resolvió perfectamente con la pierna izquierda una jugada que supuso el 1-1.
España cae en un ritmo lento
Sin embargo, la selección española volvió a caer en la lentitud con la que arrancó el encuentro en los primeros compases de la segunda mitad. Un paso atrás que no desaprovechó Inglaterra para hacerse nuevamente con la iniciativa en el partido.
Todo un problema para el conjunto español, que tras ver cómo el portero Álvaro Fernández evitó con un gran intervención el gol de los británicos en un remate de Hudson-Odoi, a los 58 se encontró de nuevo por detrás en el tanteador, tras un remate lejano de Phil Foden.
El centrocampista inglés se benefició de un fallido despeje, tras un balón colgado, de la defensa española, para firmar con un preciso disparo desde fuera del área el 1-2. Volvió a reaccionar el equipo español, que tuvo la igualada a los 62 minutos en una internada en el área del madridista Moha, que sirvió hacia atrás el balón para Sergio Gómez, que vio cómo su remate se estrellaba en el cuerpo del portero inglés Josef Bursik.
El guardameta inglés fue, precisamente, el encargado de frustrar a los 80 minutos otra gran ocasión de los de Santi Denia, en un remate del lateral Juan Miranda que pareció abocar definitivamente a la derrota al conjunto español.
Nacho Díaz, gol en el 86'
Pero cuando todo parecía perdido, surgió la figura de Nacho Díaz, que había sustituido a Moha a falta de dos minutos para la conclusión, para firmar a los 86 minutos el definitivo 2-2 con un remate de cabeza que sorprendió al cancerbero inglés.
Ese gol llevó a España a una nueva tanda de penaltis, como el pasado año ante Portugal en la final del Europeo disputado en Azerbaiyán, aunque a diferencia de lo ocurrido en Bakú, en esta ocasión la fortuna se alió con el equipo español, que nueve años después se alzó con el título de campeón.