El cantaor de flamenco Manolo Caracol repasaba su repertorio mientras jugaba una partida de cartas en la Venta de Vargas con Juan Vargas, el dueño del legendario restaurante de San Fernando (Cádiz). Caracol no sabía leer ni escribir, así que este referente indiscutible del flamenco aprendió con el oído y practicó de memoria. En realidad, la transmisión oral ha sido durante siglos la forma de enseñar y aprender este arte. En las familias, en los tablaos. Hoy, este arte centenario se estudia y practica en la Universidad.
"Antes aprendían en los momentos de asueto", explica al teléfono Lolo Picardo, uno de los herederos –ya es la cuarta generación- de este local mítico que ha sido cuna de artistas durante años. "En la Venta había momentos en los que no había nadie; ahí decían Cántame esto, cántame lo otro, y así aprendían", añade.
La Venta de Vargas es lo más parecido a una facultad del flamenco. Allí empezaron Caracol y la Niña de los Peines; también el legendario Camarón de la Isla comenzó bien pequeño a dar señas de su grandeza en aquel local, tan importante para San Fernando que hoy Juan Vargas da nombre a la plaza en la que se ubica y a la estación del tranvía más cercana.
Hoy, en medio de los cientos de turistas y comensales puntuales que pasan por la Venta acuden todavía muchos jóvenes artistas a escuchar, a aprender y dar sus primeros pasos en el flamenco, asegura Picardo. Pero esta música, que cada 16 de noviembre desde 2010 celebra su Día Internacional del Flamenco desde que la UNESCO lo declarara Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, ha evolucionado y ya se puede aprender en las aulas.
La cantante Rosalíaes el mayor exponente de esta evolución que está dejando atrás todos los tópicos asociados a esta música de origen andaluz. Ni viene de familia flamenca, y ni siquiera es andaluza. Rosalía estudió en la Escuela Superior de Música de su Barcelona natal y se inclinó desde el comienzo por el flamenco. Su primer disco, Los Ángeles, se ajusta al flamenco tradicional, pero fue conEl Mal Querery su evolución hacia el reguetón y al trap lo que la catapultó al éxito e hizo que el flamenco haya sonado por todo el mundo.
Desde San Fernando, Picardo, totalmente alejado de visiones puristas, celebra este éxito: "Rosalía está ayudando a la difusión del flamenco, todos deberíamos estar orgullosos de eso", apunta.
Lo mismo piensa el guitarrista Josemi Carmona (de Ketama) de C. Tangana, otro éxito moderno que ha incorporado al flamenco en sus temas y hasta lo ha representado recuperando la típica sobremesa flamencaen sus videoclips y conciertos. Eso sí, sin olvidar los orígenes: "Estoy a favor de la expansión, pero hay que diferenciar lo que es y lo que no es flamenco; y eso no quita que no me guste, me puede gustar lo que haga Tangana tanto o más que lo que haga un flamenco. Lo importante es respetar el origen", apunta Carmona.
Como miembro de un clan flamenco archiconocido (es hijo del guitarrista Pepe Habichuela y de la bailaora Amparo Muñoz), su aprendizaje del flamenco ha venido desde la cuna. Ahora se va a estrenar como profesor universitario: "Dicho así, impresiona", dice entre risas. En sentido estricto así es.
Lo cuenta instantes después de que se presentara el primer Máster Oficial en Interpretación del Flamencoque se va a impartir en Madrid, una formación incluida en el Registro de Universidades, Centros y Títulos (RUCT) del Ministerio de Educación, por lo que está reconocida por todas las universidades del espacio europeo de estudios superiores (EEES).
De esta forma, el Paco de Lucía o la Niña de los Peines del futuro puede que salga no ya de la Venta de Vargas, sino de un título universitario equiparable a cualquier otra carrera.
Madrid, considerada también cuna de flamencos, no contaba con ninguna formación reglada de esta música. No es que haya muchos en el resto de España. Aunque pueda sorprender, la enseñanza universitaria especializada del flamenco es poca y muy reciente. Salvo la Cátedra en Flamencología de la Universidad de Córdoba, que nació en 1996, las formaciones especializadas han nacido en los últimos siete años y se circunscriben a Andalucía, Barcelona, y ahora Madrid.
Este fenómeno no solo se ha dado en España. "Las músicas populares no han tenido mucha cabida en las universidades, siempre han tenido una connotación negativa", explica Paco Bethencourt, musicólogo-guitarrista y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, centro que tambiénlanzará próximamente un másterpropio enfocado en el aprendizaje práctico del flamenco.
Es en los años 70 que empezaron a incorporarse las músicas populares como el blues, jazz o el country, añade Bethencourt, de la mano de musicólogos como el inglés Richard Middleton, profesor de la Universidad de Newcastle (Reino Unido). Aquí llevamos un poco de retraso con respecto a esa inserción de la música popular en la academia, aunque, según este profesor, el flamenco ha estado presente de forma "transversal" y siempre desde un punto de vista más académico que práctico.
Fuera mitos: el flamenco también se estudia
Lejos de la visión arcaica o anclada en exceso a la tradición, la mayoría de los artistas flamencos que se han caracterizado por su espíritu de vanguardia han triunfado dentro y fuera de la escena flamenca. A menudo se recuerda una frase que dijo Paco de Lucía en una entrevista: "En el debate entre puristas y renovadores, me sitúo en medio, con una mano en la tradición y la otra buscando".
Otro de los profesores de este nuevo máster es el cantaor onubense Arcángel. Con más de veinte años y un grammy latino la espalda, siente también mucha responsabilidad ante este nuevo reto. Él no aprendió en la universidad ni nació en una familia flamenca, pero sabe valorar el potencial que tiene aunar todos esos aspectos porque su objetivo es extender el conocimiento del flamenco.
"Lo más importante es traer el arte a un plano terrenal, el arte está recubierto de un halo de misterio, pero me gusta que sea comprendido", explicó en la rueda de prensa del máster. En la conversación posterior sale de nuevo la importancia del origen de esta cultura: "Si estamos aquí es porque alguien lo hizo antes, es importante que esta transmisión oral continúe".
Si estamos aquí es porque alguien lo hizo antes, es importante que esta transmisión oral continúe
El respeto a los predecesores siempre está por delante: "En el flamenco la edad es una virtud, te hace sabio, así que hay que darles ese lugar a los artistas que estuvieron antes, que es por quienes estamos aquí", añade Carmona.
Y parece que eso las nuevas generaciones lo tienen claro. En medio del tumulto de artistas que fue la presentación del máster, que tuvo lugar en el Teatro Flamenco Madrid se encuentra Jesús Condito. Este joven de 31 años quiere estudiar flamenco. En realidad, lo lleva haciendo toda la vida, pues es uno de los caos en los que se puede decir que le viene de sangre.
Criado en una familia de artistas flamencos de un pueblecito de Sevilla, sus recuerdos de la infancia giran en torno a reuniones familiares "en las que todos estábamos juntos cantando y tocando". Aunque le gustaba la guitarra, terminó enganchando la flauta y estudiando música clásica y jazz. Pero su flauta, en realidad, siempre sonó flamenca.
Haber vivido desde pequeño esa "universidad" flamenca no le ha evitado trabajar duro. Es de la opinión de que el talento y la tradición no bastan: "El mito es total, en el flamenco hay muchísimo trabajo, los guitarristas estudian mucho", asegura. "La fiesta siempre está porque nos lo tomamos con alegría, pero si a Paco de Lucía le salía tan bien es porque trabajaba muchísimo", concluye.
"Las instituciones europeas nos llevaban diciendo mucho tiempo que cómo no había una formación así en Madrid", explica Laura Poggio, directora de la fundación Música Creativa, impulsora del máster. Poggio afirma que el salto que da este estilo con formaciones así contribuyen a la marca España. De hecho, en la presentación aseguró que la idea es internacionalizarse y que en Japón, donde triunfa el flamenco, ya están interesados en llevar allí una formación reglada.
¿Has probado a escribir máster de jazz en Google? Verás que salen propuestas en casi todos los países. Ahora imagina cuando suceda con el flamenco. Será la prueba irrefutable, además del reconocimiento de la UNESCO, de que el flamenco es universal.
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