Sin previo aviso y en pleno servicio de comidas. Siete técnicos de la agencia tributaria irrumpieron en el restaurante ‘Gastro’ y precintaron su bodega, la barra de cócteles e incluso una de sus mesas cuando 40 comensales estaban comiendo.

“Unos bajaron a la bodega para hacer un inventario de las existencias  y otros comenzaron a cerrar la coctelería”, cuenta Sara Font, mujer de Sergi Arola y directora del restaurante ‘Gastro’.

“Les dije que qué hacía que esa noche lo tenía lleno y el individuo este , porque no le considero persona, me dijo que no era su problema. Otra perla que me soltó fue que ‘si yo fuera usted cerraría’ y después de esto, el tío se fue riendo”, asegura el chef y propietario del restaurante Sergi Arola.

A Sergi el embargo le pilló en pleno viaje a Lisboa, aún no ha vuelto a Madrid. Reconoce la deuda pero dice que no entiende que le traten como a un delincuente cuando ya había empezado a pagarla. “Son unos 160.000 con lo que respecta a Hacienda y 130.000 a la Seguridad Social. Yo lo considero una cacería hacia mí, un tema ejemplarizante”, denuncia Arola.

Puede que no le falte razón, no es el primero que sufre un embargo en pleno servicio. El dueño del ‘Asador Frontón’ en Madrid llegó a decir que entraron como los GEO.

Desde el sindicato de técnicos de Hacienda aseguran que el mal trago fue premeditado: “Hay unas instrucciones de la inspectora de recaudación donde aconsejaba, de alguna manera indicaba, que se hicieran este tipo de actuaciones mediáticas”.

Sin bodega ni cócteles ni mesa privada dicen que su establecimiento, con dos  estrellas Michelín, no puede ofrecer comidas. Quieren saldar su deuda de casi 300.000 euros, hasta han puesto su casa en venta, pero dicen que será imposible con su mayor fuente de ingresos cerrada y sin fecha de apertura.