A veces son los propios clásicos los que nos quieren engañar. Poca gente sabe que el propio Miguel Ángel coló una vez una obra falsa durante su vida. Antes de ser reconocido como el genio que fue, Miguel Ángel se dedicaba a falsificar esculturas y pinturas. Con 21 años esculpió un 'Eros dormido' y lo hizo pasar como una estatua de la roma antigua.

Y no es la única estatua: el 'Apolo de Piombino', fue encontrada en La Toscana italiana en 1832. El Louvre se la quedó pero tenía trampa. Varias de sus características, como el pelo, por ejemplo, no encajaban ni con el estilo, ni con la fecha de su creación. Durante su restauración encontraron una tabla dentro con el nombre de sus dos escultores. Vivieron durante el siglo I antes de cristo, 400 años después de lo que se pensaba. Copiaron el estilo arcaico de la obra, pero no era genuina de aquella época.

Ni siquiera Shakespare se libró de las falsificaciones. Uno de sus escasos retratos data de 1609. Siempre se consideró una rareza, pero en 2005, la National Gallery de Londres llegó a la conclusión de que era falso. El material para pintar el pigmento amarillo del lienzo no se descubrió hasta principios de 1800. Se pintó realmente en el siglo XIX.

El último plagio descubierto nos llega de Egipto. Unos sarcófagos hallados en Saqqara no pertenecieron a ningún faraón ni persona importante. Pertenecieron al pueblo llano. ¿Cómo lo han sabido? Los jeroglíficos no significan nada. Eran inventados. Los pintaron en el siglo I antes de Cristo sin saber interpretarlos. Cualquier cosa valía con tal de alcanzar la vida eterna.