El rover Perseverance de la NASA, que busca signos de vida en Marte desde su llegada al planeta rojo en febrero de 2021, ha descubierto un "inesperado" hallazgo a dos kilómetros del lugar donde se produjo el aterrizaje, un acontecimiento que ha sorprendido a los investigadores que dirigen la misión.
El rover despegó de Cabo Cañaveral, en Florida, Estados Unidos, el 30 de julio de 2020, con el objetivo de buscar signos de vida en Marte y enviar muestras de vuelta a la Tierra, que podrían suponer enormes avances para los investigadores e incluso revelarles si alguna vez existió vida fuera de nuestro planeta. Detrás de ese lanzamiento estaban miles de ingenieros, científicos y especialistas que llevaban trabajando y planificando la misión Mars 2020 durante una década desde los distintos centros de la NASA en el país.
Ahora, Perseverance ha encontrado desechos a dos kilómetros del lugar donde se produjo el aterrizaje del rover, lo que se trata de un hallazgo "inesperado": "Mi equipo ha detectado algo inesperado: un trozo de manta térmica que puede provenir de mi etapa de descenso, el 'jet pack' propulsado por cohetes que me dejó el día del aterrizaje en 2021", ha anunciado la NASA en el perfil de Twitter del rover Perseverance, una publicación que han acompañado de una imagen con la basura que han hallado entre dos piedras.
Se trata de un trozo brillante de papel aluminio que forma parte de una manta térmica que se usa para controlar la temperatura. La sorpresa por el hallazgo se ve resaltada porque está a dos kilómetros de distancia de donde aterrizó el rover, por lo que ahora el equipo de la misión se pregunta si llegó a este punto directamente durante el aterrizaje o si fue arrastrada por el viento.
"Ese trozo brillante de papel aluminio es parte de una manta térmica, un material que se usa para controlar la temperatura. Es una sorpresa encontrar esto aquí: mi aterrizaje fue a dos kilómetros de distancia. ¿Esta pieza aterrizó aquí después de eso o fue arrastrada por el viento?", se preguntan los investigadores.
Desde su aterrizaje sobre el cráter Jezero, el rover Perseverance ha ido recolectado todo tipo de información sobre el planeta rojo durante los últimos meses a través de diferentes piedras de la superficie. Hace solo unos días, la NASA informaba de que el rover ha realizado más de 64.000 comprobaciones de riesgo de colisión durante su exploración en el cráter Jezero hasta el sol 460, o día marciano, de misión.
Todas ellas fueron sin errores, informando de colisiones con antelación donde se esperaba, según reveló Vandi Verma, ingeniero jefe de operaciones robóticas en NASA/JPL, que diseñó y programó el software de vuelo Rover Collision Model, que detiene de forma autónoma cualquier actividad antes de que ocurra una colisión.
Perseverance tiene varias partes móviles, incluido el brazo robótico, el taladro, el mástil, las cubiertas de los instrumentos, la antena de alta ganancia y el sistema de movilidad, por lo que una colisión no intencionada con el cuerpo del rover o el terreno marciano durante el movimiento podría causar daños irreparables.
Un compañero de viaje inesperado
Además, la NASA también indicó el pasado 7 de junio de que durante los últimos cuatro meses, el rover Perseverance de la NASA en Marte ha tenido un compañero de viaje inesperado: una piedra en la rueda delantera izquierda recogida 8,5 kilómetros atrás. Se trata de una roca que no está haciendo ningún daño a la rueda, aunque a lo largo de su viaje, se ha adherido y ha hecho apariciones periódicas en las imágenes de la cámara Hazcam izquierda.
La roca 'mascota' de Perseverance está ahora muy lejos de su entorno original. Cuando quedó dentro de la rueda, el rover examinaba el suelo del cráter Jezero, concretamente rocas que se piensa están formadas por flujos de lava. Luego se dirigió al norte a través del sitio de aterrizaje del rover y luego al oeste en dirección a la actual localización en el antiguo delta del cráter, donde ahora se buscan rocas sedimentarias.
Unos días antes, el 2 de junio, los sensores meteorológicos del rover Perseverance de la NASA fueron testigos de una de las actividades de polvo más intensas jamás presenciadas por una misión enviada a la superficie de Marte.
Durante sus primeros 200 días en el cráter Jezero, el rover no solo detectó cientos de torbellinos de polvo llamados remolinos de polvo, sino que Perseverance capturó el primer video jamás registrado de ráfagas de viento que levantan una enorme nube de polvo marciano
Un artículo publicado en 'Science Advances' narró el tesoro de los fenómenos meteorológicos observados en los primeros 216 días o soles marcianos. Este tipo de hallazgos permite a los científicos comprender mejor los procesos del polvo en Marte y contribuir a un cuerpo de conocimiento que algún día podría ayudarlos a predecir las tormentas de polvo por las que Marte es famoso, y que representan una amenaza para los futuros exploradores humanos y robóticos.
"Cada vez que aterrizamos en un nuevo lugar en Marte, es una oportunidad para comprender mejor el clima del planeta", afirmó entonces la autora principal del artículo, Claire Newman, de Aeolis Research, una compañía de investigación centrada en las atmósferas planetarias.
"El cráter Jezero puede estar en una de las fuentes de polvo más activas del planeta", señaló, por su parte, Manuel de la Torre Juárez, investigador principal adjunto de MEDA en JPL, a lo que añadió: "Todo lo nuevo que aprendamos sobre el polvo será útil para futuras misiones".
El cráter Jezero de Marte fue un lago "tranquilo"
A comienzos de octubre de 2021, investigadores de la NASA confirmaron que el cráter Jezero de Marte fue una vez un lago tranquilo. Así, lo que en la actualidad es una depresión seca y erosionada por el viento estuvo alimentado constantemente por un pequeño río hace unos 3.700 millones de años, según publicó el equipo de la misión en la revista 'Science'.
Las imágenes publicadas entonces también revelaron pruebas de que el cráter sufrió inundaciones repentinas que fueron lo suficientemente enérgicas como para arrastrar grandes rocas desde decenas de kilómetros río arriba y depositarlas en el lecho del lago, donde hoy se encuentran las enormes rocas.
El análisis se basaba en imágenes de las rocas que afloran en el interior del cráter en su lado occidental. Anteriormente, los satélites habían mostrado que este afloramiento, visto desde arriba, se asemejaba a los deltas de los ríos en la Tierra, donde las capas de sedimentos se depositan en forma de abanico a medida que el río se alimenta de un lago.
Estas del Perseverance, tomadas desde el interior del cráter, confirmaban que este afloramiento era efectivamente un delta fluvial. Basándose en las capas sedimentarias del afloramiento, parece que el delta del río alimentaba un lago que estuvo en calma durante gran parte de su existencia, hasta que un cambio drástico en el clima provocó inundaciones episódicas al final de la historia del lago o hacia él.
Publicado en la revista 'Nature'
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