Algo raro sucedía este fin de semana en Las Bobias y Demúes, dos pequeños pueblos asturianos. Acostumbrados a la tranquilidad propia de una aldea donde los vecinos apenas se cuentan por decenas, el ruido de coches y el bullicio de los turistas hacían saltar las alarmas. "Venían, bajaban, se tropezaban... un desbarajuste", explica Valentina, vecina del lugar, sin creerse aún lo ocurrido: "No sé los que habrán venido... igual, cada día, 2.000 coches".
Y en toda esa larga cola de conductores despistados había una coincidencia: su destino. Todos se dirigían a los Lagos de Covadonga. Pero un error de Google Maps les obligaba a desviarse por estos pueblos. Un trayecto de 18 kilómetros por una carretera que, poco a poco, se va complicando y estrechando. El asfalto termina desapareciendo hasta convertirse en una vía pecuaria.
"Es una pista para ganaderos, se puede transitar andando pero con los coches no", cuenta Matías, vecino de Las Bobias. El recorrido, dicen los vecinos, no es nada fácil: "Las carreteras son muy difíciles y si suben ya no pueden bajar ni dar vuelta, es una pista estrecha".
La explicación a esta imagen tan inusual está en la regulación del tráfico. En época de máxima afluencia de turistas, como este puente de Semana Santa, el acceso solo está permitido en transporte público. A través de un autobús que sale desde el Santuario de Covadonga. Un detalle que la internacional estadounidense no ha tenido en cuenta ni ha corregido estos días.
El esfuerzo de los vecinos y los muchos carteles distribuidos por la carretera advirtiendo a los turistas han valido de poco: "Les avisabas de que ese camino no llega a ninguna parte y les daba igual, seguían hacia adelante... ¿pero no ven la señal?". Hasta el punto de que la única opción que les ha quedado para frenar la oleada de turistas ha sido llamar a la Guardia Civil para que corte el tráfico. "Les manda el GPS, dicen... y si el GPS les lleva a un precipicio, se van al precipicio"
Los vecinos, muy enfadados, siguen esperando a que se corrija el error. "No es serio", dicen. La buena noticia es que, pasado ya el puente de Semana Santa, el acceso a los Lagos está permitido en coche. Pero el ayuntamiento se teme lo peor de cara al verano, una de las épocas de máxima afluencia en el que es uno de los mayores atractivos turístico en Asturias. Por eso, ya han emitido un comunicado y han pedido a la empresa que lo solucione y devuelva la paz a una parroquia de apenas cien vecinos.
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