La presión en el trabajo, o la desesperación por no tenerlo pueden estar detrás de la Deuterofobia, el temor a los lunes. Cuando la ansiedad ante el arranque de la semana se convierte en algo insuperable aparecen las taquicardias, la sudoración, los problemas en el sueño y hasta el dolor físico. Este temor patológico puede llegar a volverse crónico y necesitar la ayuda de un profesional.

En la misma línea de la Deuterofobia, aunque en menor grado, se encuentra el síndrome postvacacional, una depresión que dura en torno a las dos semanas y que produce cansancio y apatía. Hasta el 30% de los trabajadores lo ha padecido en alguna ocasion.

En ambos casos, los expertos recomiendan tratar de ver el trabajo como un aspecto positivo, fomentar las relaciones con los compañeros y crear valores de motivación.