Dale Earnhardt, la espera de veinte años y el respeto de todo un paddock

Dale Earnhardt, leyenda de la NASCAR y uno de los tres pilotos en obtener siete títulos de su mayor categoría junto a Richard Petty -El Rey- y Jimmie Johnson, aún en activo. Earnhardt fue una de las figuras más importantes y mediáticas de la popular categoría norteamericana entre los años 80 y 90 antes de fallecer como consecuencia de un accidente sufrido en la última vuelta de las 500 millas de Daytona de 2001. Conocido como "El Intimidador" por su estilo agresivo incluso dentro de la siempre competida y a veces "canalla" NASCAR, Dale Earnhardt ganó multitud de carreras más allá de los títulos obtenidos en 1980 1986, 1987, 1990, 1991, 1993 y 1994. Incluso después de su último título siguió siendo uno de los hombres más importantes del campeonato. De hecho, en su última temporada completa en activo en el año 2000 aún consiguió ser subcampeón. Es evidente, por lo tanto, que Earnhardt no dejó jamás de ser un piloto a quien había que tener en cuenta. Pero a pesar de todos sus éxitos, un triunfo se le resistió más que a ninguna otra leyenda del campeonato: las 500 millas de Daytona. Johnson obtuvo su primer triunfo allí en su quinta participación y tiene a día de hoy dos victorias mientras que Petty hace  honor a su sobrenombre con siete triunfos.

Dale Earnhardt participó por primera vez en las 500 millas de Daytona en 1979, siendo octavo. Era su undécima participación en la NASCAR tras haber tomado parte en algunas carreras en años anteriores. En su segundo año completo ya era campeón pero la mayor carrera del año se le seguía resistiendo. En siete ocasiones a lo largo de los años 80 estuvo entre los diez primeros, seis de ellas dentro del  top 5. En los 90 se mantuvo la tendencia aún sin victoria. Cuando llegó la edición de 1998, Earnhardt tenía el increible récord de cuatro segundos puestos, un tercero, un cuarto y cuatro quintos puestos sin ganar. Tras las mangas clasificatorias de 125 millas, la pole position fue para Bobby Labonte, con su hermano Terry a su lado. Mientras tanto, un prudente Earnhardt era cuarto después de ganar su manga clasificatoria. En medio, Sterling Marlin era tercero. Cuatro candidatos claros pero en la NASCAR y en especial en Daytona las cosas pueden cambiar en carrera. Hasta cierto punto cambiaron con un joven Jeff Gordon desafiando a los pesos pesados del campeonato y batallando por la victoria. Antes del primer periodo de bandera amarilla, con Gordon en cabeza, la carrera estaba batiendo todos los récords de velocidad media pero un pinchazo de Ward Burton trajo la primera interrupción. La segunda llegó tras un toque entre John Andretti y Robert Pressley, lo que permitió que las paradas a boxes llegaran entonces y no en bandera verde. Earnhardt y su equipo aprovecharon la situación mejor que nadie y tras una gran parada, volvieron a pista en primera posición. La carrera mantuvo la emoción con una bonita lucha entre el propio Dale Earnhardt, Bobby Labonte y un menos esperado Jeremy Mayfield. La lucha llegó hasta los últimos momentos y  cuando se produjo un contacto entre Lake Speed y John Andretti en la vuelta 198, todos sabían que lo que sucediera entonces sentenciaría el resultado.

La normativa de la NASCAR decía que si un incidente ocurría en la primera curva del circuito, la neutralización con bandera amarilla no era efectiva para todos los coches que hubieran pasado el punto conflictivo. De esta forma, los líderes -y todos los demás pilotos- podían luchar hasta terminar la vuelta. En este caso, se convirtió en el último giro al ser evidente que no habría tiempo para volver al periodo de bandera verde antes de completar las 500 millas, programadas a 200 vueltas. Earnhardt llegó a la última curva del circuito con sus dos rivales persiguiéndole de cerca pero se arriesgó al doblar a Rick Mast por un lugar más complicado pero con una ventaja. Si lo lograba, esto dejaría a Labonte y Mayfield sin su rebufo... "The Intimidator" lo consiguió y cruzó la línea de meta en primera posición, faltando entonces sólo el trámite de completar los dos últimos giros para llevarse una soñada victoria. Lo que sucedió tras finalizar la carrera entró en los anales de la historia de la NASCAR, con todos los mecánicos de todos los equipos en línea en el pit-lane para felicitar al hombre que lo había dominado todo en su categoría exceptuando la Daytona 500. Nadie quería perderse la oportunidad de felicitar al hombre más respetado del paddock, que daba saltos de alegría al saberse ganador, por fin en su vigésimo intento, de la carrera más importante de su vida.