Audi y el paseo del Rally Monte-Carlo de 1984

La historia del Campeonato del Mundo de Rallies ha vivido varias dominaciones a lo largo de los más de cuarenta años de vida del certamen. Varias marcas como Lancia, Toyota, Citroën y Volkswagen tienen gloriosos recuerdos de las grandes jornadas de éxitos en competición. También A udi estuvo en la cima del WRC aunque solo logró ganar el Rally Monte Carlo en una ocasión, en 1984. El triunfo de Audi llegó de la mejor manera posible con un triplete gracias a Walter Röhrl, Stig Blomqvist y Hannu Mikkola, integrantes de un auténtico  dream team para la marca de los cuatro aros. Precisamente el fichaje de Röhrl por Audi había sido la comidilla del periodo entre temporadas. Sintiéndose a gusto en Lancia, era difícil esperar un cambio de aires pero el atractivo de la tracción integral junto a la idea de batirse en duelo con Blomqvist era imposible de ignorar. Para la firma alemana era la compleción de un equipo inmejorable. Röhrl, bicampeón del mundo con FIAT y Opel se unía a una escuadra con Hannu Mikkola, campeón en título y el hombre del momento, Stig Blomqvist. De cara al Rally Monte-Carlo, Röhrl partía con una teórica desventaja por la diferencia de conducción del Audi Quattro A2 en relación al Lancia 037 que había usado el año anterior. Sus compañeros conocían el coche pero en el legendario rally de enero puede pasar cualquier cosa.

Lo que pasó fue que, contra todo pronóstico, la nieve hizo acto de presencia "a lo bestia". Si en 1983 el Rally Monte-Carlo había destacado por la escasez de precipitación, la de 1984 era justo lo contrario y convertía el evento en algo parecido a un Rally de Suecia "Light". Sintiéndose como en casa, Blomqvist marcó el mejor tiempo en los dos primeros tramos mientras sus compañeros de equipo se equivocaban en la elección de los neumáticos. Nadie podía hacer frente a Audi y su tracción a las cuatro ruedas. A pesar de sufrir problemas en el turbo de su coche en primera instancia, Röhrl reaccionó en la tercera especial, marcando el mejor tiempo y presionando al sueco. Por detrás, los Lancia erraron en la elección de los neumáticos y con tracción trasera, poco podían hacer. Aún así, para los italianos debió doler el hecho de ver como el siempre espectacular piloto francés Jean-Luc Thérier -habría sido campeón en 1973 en caso de existir título de pilotos en el WRC entonces- les superaba a bordo de un Renault 5 Turbo. La segunda etapa comenzó con un Röhrl que era capaz de dificultarle la vida a Blomqvist, mientras Mikkola está algo más atrás. La cabeza del evento fue cambiando de manos entre los dos primeros clasificados a lo largo del segundo y tercer día pero en Audi no querían arriesgar y sentenciaron que el líder antes del tramo nocturno del Col de Turini sería quien ganara el evento, prohibiendo a sus pilotos que se arriesgaran en un tramo especialmente complejo.

Tras una batalla tan física como mental, fue Röhrl quien llegó al punto clave en cabeza y se adjudicó el rally, obteniendo la victoria de la primera cita del año por delante de Blomqvist y Mikkola. Mientras tanto, Thérier terminó en cuarta posición y Attilio Bettega finalizó quinto como el primer Lancia en una prueba decepcionante para la marca transalpina. También estuvieron en el  top ten Miki Biasion y Markku Alén, con un Bernard Darniche colándose entre ellos a bordo de su Audi 80. Kalle Grundel y Timo Salonen completaron un  top ten en el que faltó uno de los nuestros. Salvador Servià tomó parte en el Rally Monte-Carlo a bordo de un Opel Manta y destacó a lo largo de la prueba a pesar de contar con un vehículo mucho menos competitivo que los hombres de arriba. El catalán rodaba en octava posición cuando sufrió un accidente a falta de cinco tramos para el final en el tercer día. Era además el piloto privado situado más arriba en la general. Lo que no sabía Röhrl era que estaba entrando en periodo de declive y que tras obtener su cuarto triunfo en el Monte-Carlo y el tercero seguido, en 1984 solo lograría puntuar en una ocasión más y que por delante tenía apenas una victoria en 1985 y un total de cinco podios mundialistas por saborear. Mientras tanto, la lucha por el campeonato se centró en Stig Blomqvist -que al final se llevó el gato al agua- y Hannu Mikkola fue subcampeón. El inexorable paso del tiempo...