Pasadas las 21:00 del domingo 23 de julio, al cierre de los colegios electorales en Canarias, se empezaron a conocer los primeros resultados de unas elecciones generales a las que las diferentes formaciones han concurrido sabiendo que la mayoría absoluta era complicada. Y lo fue. Cuando se habían contabilizado las papeletas de más del 97% de las mesas electorales de España, ninguno de los dos bloques había conseguido mayoría suficiente como para formar gobierno, lo que aboca irremediablemente a un periodo de duras negociaciones entre los diferentes partidos.

A nivel estatal, el PP ha sido la lista más votada con diferencia, el claro ganador de la noche, en votos y también en escaños: los 'populares' han sumado 136 sitios en el Congreso de los Diputados, 47 más que los que consiguieron en 2019, pero 40 menos de los que necesitaban para firmar una mayoría absoluta que, según las encuestas, era una absoluta quimera. El PSOE, mientras tanto, no logró mejorar tanto sus resultados con respecto a los del 10N de 2019, aunque tampoco perdió representación, como aventuraban las encuestas: los socialistas han sumado 122 escaños, gracias, entre otras cosas, al apoyo recabado en Cataluña, donde ERC ha pasado de ser el partido por excelencia en la comunidad catalana a una discreta tercera posición, tras perder cerca de la mitad de los votos.

El mapa de España, tras este 23J, es mayoritariamente azul, aunque además de Cataluña —las cuatro provincias catalanas han votado mayoritariamente al PSC—, Extremadura y Navarra, además de las provincias de Álava y Sevilla, han votado socialista. En País Vasco, el PNV se mantiene como la lista más votada en Vizcaya, pero se ha quedado como cuarta fuerza política en Álava y tercera, en Guipúzcoa.

Los escaños que ha repartido cada provincia