El Congreso ya funciona a pleno rendimiento. El Gobierno de coalición ha superado la primera semana parlamentaria. La oposición también. Unos con más éxito que otros. Un estreno para todos que nos deja detalles interesantes sobre los que merece la pena detenerse.

El primero y más llamativo es el firme empeño del PSOE y Unidas Podemos por mostrarse unido. La convicción de todos los miembros del ejecutivo es tan poderosa que es como si alguien los hubiera llevado a un laboratorio, tumbado en la camilla e inyectado una dosis elevada de disciplina. Tienen clarísimo que no quieren dar ni una excusa a la oposición para que se les lance a la yugular. Huyen de las grietas, las discrepancias, las divisiones o las disputas. Podría resumirse como: uno manda y todos a una. Nadie habla más de la cuenta. Nadie se mete en jardines que no le competen. Todos se muerden la lengua. Los sapos no están ricos pero se tragan. Algunos. El ejemplo más gráfico es que el Vicepresidente Pablo Iglesias ni tan siquiera se ha atrevido esta semana a pasar por el pasillo del Congreso de los Diputados, el de la entrada al hemiciclo, donde solemos "alojarnos" los periodistas. Es el único miembro del ejecutivo que no ha desfilado por la hilera de micrófonos. Ha entrado y salido siempre por una puerta solo accesible para los diputados y diputadas. Señal de que ni quiere que le pregunten ni quiere contestar. Cuando no formaba parte del gobierno, casi todos los martes, miércoles y jueves respondía gustosamente a todas nuestras preguntas. Digo casi porque algunos días espinosos también usó la misma fórmula de hacerse el invisible.

Un ejemplo de la cohesión en el Gobierno ha sido el apoyo que José Luis Ábalos ha recibido de sus compañeros de ejecutivo en una semana muy complicada para él. Ha tenido que responder a un bombardeo de preguntas de la oposición sobre su encuentro con la Vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez. Se ha limitado a decir que nunca hizo nada ilegal y que evitó un conflicto diplomático. Dos ideas que ha repetido sin cesar. Pero mientras las pronunciaba una y otra vez ha sentido el aliento de la bancada azul y oído los aplausos de ánimo. También los de Pablo Iglesias, Yolanda Díaz e Irene Montero.

La oposición también nos ha dejado momentos estelares. Se resumen en que hay una competencia clara en la derecha por ver quién critica más y mejor al Gobierno. Por todo y por nada. La sensación es que el caso es reprochar. PP y Vox se han estrenado ejerciendo su derecho a controlar a Pedro Sánchez. Pero sus preguntas se convirtieron en un batiburrillo de temas de todo tipo en las que era complicado seguir el hilo y encontrar el objetivo del mensaje. Además, las voces encargadas de medirse con los Ministros no tuvieran su mejor día. Una diputada del PP, incluso, se quedó en blanco intentando encontrar la siguiente palabra de una retahíla de reproches y agravios hacia Ábalos. Cataluña, Venezuela, comunismo, filoetarras, golpistas, maduro, narcodictadura y despilfarro son algunas las ideas que la oposición usará en cuanto pueda para desgastar al Gobierno.

La semana también acaba con Iñigo Errejón presidiendo una comisión parlamentaria. La de regeneración y calidad democrática. Ha sido elegido con los votos del PSOE pero también con los de Unidas Podemos. Sí, sus excompañeros de partido votándole para que tenga un puesto más visible y gane más dinero. Es un detalle generoso que los socios del gobierno de coalición han querido tener hacia Más País por apoyar la investidura y, sobre todo, por lo que pueda apoyar de aquí en adelante.

Esta semana también ha servido para que el PSOE se haya dado cuenta de que la dinámica del trabajo con Unidas Podemos hay que engrasarla. Son dos partidos diferentes y cada uno tiene sus ritmos. Los socialistas llevaban meses en Moncloa y son perros viejos en la esfera parlamentaria. Unidas Podemos es un partido acaba de llegar al ejecutivo, pisa con pies de plomo, es más asambleario, todo se consulta y todo pasa por Pablo Iglesias. Eso retrasa algunas decisiones prolongando las horas que a veces el día no tiene. Encajar a la perfección las piezas de ambas organizaciones es un trabajo que aún está por hacer.

Pero a pesar de todo por fin hay un Congreso que legisla. El Congreso ya tiene trabajo desde este martes. Los grupos parlamentarios empezarán tramitando una ley para regular la eutanasia. Una amplia mayoría de 203 diputados votó a favor de su despenalización. Los diputados de PP y Vox votaron que no. Dicen que solo es una ley para ahorrar dinero. Para evitar los costes de los cuidados paliativos. Un argumento criticado con dureza por quienes sí defendieron en la tribuna que, esta vez, no es cuestión de dinero. Se trata de ahorrar sufrimiento.