4.500 aulas y 90.000 alumnos en cuarentena preventiva.

Quizás no sean suficientes para activar medidas de conciliación aún. Quizás sea mejor seguir esperando mayor número de contagios, más renuncias de mujeres por cuidado y más destrucción de empleo para que la conciliación se entienda que es una prioridad urgente en este país en tiempos de pandemia. Quizás casi 8 meses de abandono no sean suficientes.

Cuando el domingo se decretó el estado de alarma, y con él el toque de queda, los 4 millones de familias en España nos quedamos igual. El padre de mis hijas y yo nos mirábamos cómo diciendo: "Pues muy bien". De 12 de la noche a 6 de la mañana nuestras expectativas vitales son dormir el mayor número de minutos posibles.

El mismo domingo que ocurría esto, me escribía una amiga diciéndome "Me ha tocado". Como si de una ruleta rusa macabra se tratara, las familias españolas vivimos aterradas de recibir una llamada. La llamada. Y escuchar al otro lado del teléfono: "Hay un positivo". No por miedo al virus. Ya no le tenemos miedo al virus. Le tenemos miedo a perder el trabajo. Le tenemos miedo a no saber cómo cuidar a nuestros hijos e hijas. Le tenemos miedo a que nos echen. Le tenemos miedo a las consecuencias del virus en nuestra familia, en nuestro empleo, en nuestro día a día porque no hay estructuras que apoyen y hagan más sostenible este miedo. Le tenemos miedo a la conciliación. A cómo organizarnos cuando nos dicen eso. Me parece increíble que hayamos llegado a este punto en el que no sabemos cómo sobrevivir si somos "los elegidos" a tener que pasar una cuarentena preventiva.

No hablemos ya de las consecuencias emocionales. Porque no estamos igual que en marzo, estos ocho meses nos han pasado factura psicológica a todos y a todas. Pero eso no es cuestión de Estado. La falta de conciliación y el abandono descarado del Gobierno a las familias SÍ. La falta de corresponsabilidad social por parte de muchas empresas TAMBIÉN. La falta de implicación de las instituciones SUMA impotencia, desconcierto e indignación.

En el mejor de los casos, tienes pareja, corresponsable e implicada, y decidís quién de los dos puede llevar mejor el cuidado de los hijos/as. Quién de los dos tiene más facilidades para poder compaginar trabajo y cuidado o quién de los dos tiene menos riesgo de perder el empleo ante una situación así. Una vez decidido eso, por el tipo de trabajo y el sueldo, toca dar el paso y plantear la situación en la empresa. Sobra decir que en la mayoría somos nosotras. Creo que esto, a estas alturas, ya nadie lo pondría en duda, ¿no?

Y la respuesta…

Nada de ayudas.

Nada de flexibilidad.

Nada de teletrabajo.

Tira de vacaciones.

Tira de excedencia.

Tira de permiso sin sueldo.

O renuncia.

Rápido y esquemático. Esta es la situación de la realidad social que se vive cada día en España. Para más información, lean los más de 500 comentarios a la publicación última en mi instagram.

No culpo a la empresa, que también.

No culpo al Gobierno, que también.

No culpo a las Administraciones Públicas, que también.

Responsabilizo a todos y a todas de la necesidad urgente de un plan de medidas porque si vienen "tiempos duros, muy duros", ¿a qué esperamos? Apoyar el teletrabajo por imperativo legal como llevamos pidiendo desde mayo tendría consecuencias positivas en los contagios. Por poner un ejemplo. Porque no nos vamos a cansar de decirlo bien alto:

ESTO NO ES CONCILIAR.