Comer es un placer y nunca debe dejar de serlo. Si hacemos memoria, cuando íbamos al colegio nos enseñaron cuáles eran las tres funciones básicas de los seres vivos: relación, reproducción y nutrición. Las tres son acciones que nos deben de dar placer para que sigamos haciéndolas y, con ello, no solo mantenernos con vida, si no que la especie perdure.

Tal es así, que el placer de comer no se limita a las comidas principales donde obtenemos la energía y los nutrientes que el cuerpo necesita para funcionar de una manera óptima. También comemos simplemente por esa búsqueda del placer, casi rozando la gula. Un lugar en el que reinan, con gran diferencia sobre otros alimentos, los famosos snacks.

El 'picoteo' ha adquirido tal popularidad desde hace tanto tiempo, que actualmente en los supermercados y grandes superficies hay un pasillo exclusivamente dedicado a ello. Con una oferta casi infinita en sabores, formas y presentaciones. Pasillo que ha sido objeto del nuevo estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) valorando el perfil nutricional de los mismos.

Y el resultado (aunque previsible para los nutricionistas) es demoledor: ocho de cada diez snacks no se considerarían saludables. Aunque este titular debería ser matizado: ocho de cada diez snacks son ricos en nutrientes que, actualmente, deben limitarse en

la dieta media de los españoles. Estamos hablando de calorías, grasas, especialmente saturadas y trans, sal, azúcar y otros potenciadores del sabor.

Dentro de este veredicto de la Organización hacen especial énfasis en los fritos, cortezas y snacks con formas como aros, conos, bolas, estrellas, además de gusanitos o palomitas extruidas (dicho de otra forma, palomitas que son en verdad otra forma de gusanito).

En este estudio, los que han obtenido las peores calificaciones nutricionales es debido a su exceso de sal (con un 3,8% de media), grasas (hasta un 24%, o, para ser más gráficos, un cuarto de la bolsa sería grasa), además de, según la organización, colorantes, saborizantes y aditivos. En cuanto a calorías, son hipercalóricos. Nada nuevo. Pero dan un dato que pone los pies en la tierra. De media, 100 gramos de estos picoteos aportarían de media 467 kilocalorías. Casi un 25% de las calorías diarias.

Podríamos pensar que solo nos fijamos en la parte "mala" de estos productos y que, además, también tienen otros nutrientes interesantes. Pero, según sus declaraciones, es tal el grado de procesamiento que han perdido la gran parte de vitaminas y fibra que tendrían los ingredientes de base de éstos.

Evidentemente no todos los snacks del mercado son iguales y, entre una maremágnum de ofertas, algunos podrían ser un poquito menos castigados en el análisis nutricional. Pero, permítanme que no me haga eco de ellos para evitar el "efecto halo" o "efecto sacarina". Porque si los identifico, la próxima vez que los vea pensará “como son menos malos, los compro, incluso los como hasta saciarme”. Son menos malos, pero no lo mejor para una dieta.

Por eso, a la hora de consumir algún aperitivo, lo mejor es buscar alimentos que sean nutricionalmente interesantes y mínimamente procesados: frutos secos tostados y sin sal, aceitunas, verduras encurtidas, boquerones en vinagre, quesos frescos, hummus o un buen guacamole.