La subida de los precios de los alimentos, además de hacernos buscar las alternativas más baratas y los supermercados con más ofertas, también ha dado un empujón a eso que nos han intentado concienciar en los últimos años: disminuir el desperdicio alimentario.

Que la cesta de la compra haya sufrido la subida que estamos viviendo ha vuelto a hacer que reaparezcan todos los trucos de nuestros padres y abuelos en reaprovechamiento de comida, así como ha conseguido que empecemos a no 'comprar por los ojos'. Dicho de otra manera, que volvamos a considerar comprar alimentos que estéticamente no son bonitos, pero que son igual de seguros y de nutritivos, especialmente hablando de frutas, verduras y hortalizas. No en balde se calcula que entre el 20 y el 40% de las producciones de vegetales de años anteriores acaban en la basura por no ser perfectas estéticamente.

En este contexto también se ha pronunciado la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), recomendándonos aprovechar las ofertas de los supermercados con los alimentos que están cerca de su fecha de caducidad. La organización comenta que podemos conseguir hasta un descuento del 50% sobre su precio a cambio de consumirlos en un breve plazo de tiempo, o incluso de congelarlos para que duren más como puede ser el caso de las carnes, pescados y algunos platos preparados.

Ante esta estrategia de ahorro sin tener que resignarse a que algunas categorías de alimentos desaparezcan de nuestra lista de la compra, lo más normal es que nos asalte la duda de si es seguro comer este tipo de alimentos o incluso si podemos comernos alguno que esté caducado.

Para responder a esta pregunta lo primero que tenemos que diferenciar son dos términos que vamos a ver en los envases de los alimentos: fecha de caducidad y fecha de consumo preferente. En cuanto a los alimentos que llevan impreso “fecha de caducidad”, una vez pasada dicha fecha, la recomendación es no consumirlos. Este término nos asegura que el alimento es seguro hasta la fecha que indican, pero pasada esta, la seguridad de su consumo cae.

Otra cosa es cuando viene indicado 'fecha de consumo preferente'. En este caso hasta la fecha que indica lo que el fabricante asegura es la calidad sensorial, nutricional y organoléptica del mismo. Y una vez pasada la fecha se puede ver disminuida alguna de estas características. Pero se podría consumir si no vemos que tiene síntomas de que el producto esté en mal estado. El caso más conocido son los yogures, que se pueden llegar a consumir, según algunos estudios, hasta 60 días después de la fecha de consumo preferente.

La misma OCU hizo una investigación de las condiciones de los productos que se venden en supermercados y que están próximos a su fecha de caducidad, y observó que de forma general pueden consumirse sin problema. Para las carnes y los platos preparados, el estudio microbiológico reveló que los indicadores de higiene alimentaria eran similares al resto de productos de su categoría con mayor amplitud en la fecha de caducidad.

En el caso de las ensaladas, algunos de los productos rebajados si presentaron una carga de microorganismos mayor, fundamentalmente en las zonas donde se ve que los vegetales tienen síntomas de podredumbre. Pero sería fácil quitar estas hojas marchitas, o simplemente no consumir las ensaladas, ya que los envases son transparentes.

En este mismo estudio la OCU pudo observar que estos productos, que son perfectamente seguros para su consumo, podrían suponer entre un 30% y un 50% menos de su precio habitual, aunque también revelan que no todos los supermercados tienen esta práctica de rebajar el precio de alimentos que en pocos días no podrían venderse. Porque poner a la venta productos caducados o con la fecha de consumo preferente vencida no es legal.