¿Qué es la fimosis?

La fimosis es una estrechez del orificio del prepucio, piel que recubre el glande, que impide visualizarlo al no descender la piel.

-Parece que lo tiene muy cerrado, ¿no? ¿Tengo que echarle la piel hacia atrás? Al hijo de unos amigos le dieron el famoso “tirón” y no veas que mal lo pasó el niño

Os suena ¿verdad?

Bien, vayamos por partes:

La inmensa mayoría de los recién nacidos tienen fimosis, es decir, la puntita está muy, muy cerrada. Esto es una situación normal.

¿Y qué hacemos? Nada.

Cuando le cambies el pañal y le limpies, puedes retraer suavemente la piel hacia atrás para comprobar tú mismo hasta dónde llega, nada más. Sin forzar y sin producir dolor.

¡Prohibido dar tirones!

Esto era una práctica muy extendida hasta hace unos años. En la actualidad, no solamente está en desuso, sino que está contraindicada.

Además de ser muy dolorosa para los niños, produce desgarros que pueden traer como consecuencia cicatrices que empeoren el pronóstico de la fimosis.

Con el paso de los meses, tu hijo empezará a tener sus propias erecciones lo que provocará que, de forma natural, el orificio se vaya abriendo poco a poco. Además, segregan una sustancia que lubrica la zona y ayuda a que la fimosis se vaya resolviendo.

De este modo, a los tres años la mayoría de los niños ya no tienen fimosis.

Hasta esta edad yo recomiendo a los padres que le limpien todos los días, descendiendo suavemente la piel hacia atrás si es que esta desciende; recordad: sin forzar. En cuanto los veamos con la madurez suficiente, debemos enseñar a nuestros hijos a que lo hagan ellos solitos. La hora del baño es un buen momento.

¿Y si a los 3-4 años sigue con fimosis?

En ese caso los pediatras utilizamos una pomada de corticoides aplicada durante varias semanas que resuelve la fimosis en más del 75% de las ocasiones. Es decir, en tres de cada cuatro niños nos habremos ahorrado el paso por el quirófano.

Instruyo a los padres cómo deben hacerlo, insisto en la constancia del tratamiento, en no abandonarlo y en aplicarle la pomada todos los días, mañana y noche durante 4 semanas. Al mes, generalmente, me gusta reevaluarlo y comprobar el resultado. Si no ha funcionado, se podría repetir el ciclo sin efectos secundarios y sin problema alguno.

Es importante recordar que una vez solucionado, los niños han de echarse la piel hacia atrás, todos los días, no sólo por higiene evitando infecciones, sino también para evitar que se vuelva a cerrar; situación muy frecuente cuando abandonamos los ejercicios.

Si a pesar de los ciclos con corticoide tópico no lo conseguimos, entonces no quedará más remedio que derivarlo al cirujano infantil para realizar una circuncisión (extirpan la piel del prepucio quedando el glande al descubierto).

En nuestro medio, la circuncisión es una solución a un problema (fimosis) pero cierto es que existen otros países en los que se realiza a todos los niños al nacer por motivos culturales, religiosos o personales.

En ocasiones, niños menores de tres años han de ser intervenidos antes de lo habitual.

¿Cuándo está indicada la cirugía?

Según la Guía clínica sobre urología pediátrica de la European Society for Paediatric Urology y como así os explico también detalladamente en “El Gran Libro de Lucía mi pediatra”, las indicaciones de intervención quirúrgica serían:

  • Fracaso de las pomadas de corticoides tópicos.
  • Infecciones de orina de repetición.
  • Globo prepucial (es decir, si el prepucio se hincha como un globo al llenarse de orina justo antes de salir) y resulta doloroso o ha habido infecciones previas.
  • Infecciones del glande-prepucio de repetición, lo que denominamos “balanitis”.

Así que ya lo sabéis, prohibido tirones, “wait and see” y si tenéis dudas, consultad con vuestro pediatra.