No sé si el debate a cinco de candidatos a las próximas elecciones habrá resuelto las dudas de los millones de indecisos. Sí permitió desplegar ataques contra las mujeres, los migrantes o las víctimas de la dictadura a Vox, la extrema derecha española que aparece como tercera fuerza en intención de voto en algunas encuestas. Mofarse de la ley de violencia de género, mentir sobre la migración o burlarse de los asesinados por el franquismo le salió bastante barato a Santiago Abascal. Iglesias insistía en hablar de problemas sociales, pero también la culpa era del Estado de las autonomías.... Sánchez proponía reformar el código penal hablando de Cataluña, pero siempre Abascal era el más duro, porque vienen "los golpistas".

Sí, según la extrema derecha, estamos viviendo un golpe de Estado en Cataluña. Franco merece respeto, pero no veas cómo son "los golpistas" catalanes. Pablo Casado alertaba de que el rey no puede circular por Barcelona y Rivera sacaba un adoquín. Ya tenía la imagen de la noche. Faltó el perro Lucas huyendo del golpismo catalán y denunciando a ladridos que los indepes le habían contagiado la rabia y tienen pulgas. Si alguien cree que de esta competición por ver quién decía la mayor barbaridad se podía sacar algo en claro sobre la convivencia en Cataluña, yo pienso que el nivel estuvo a la altura del baile del perrito.

Abascal estaba preocupado porque no se puede andar con joyas por las calles. Pablo Casado sacaba pecho por cómo redujo la deuda Rajoy, aunque el bueno de Mariano dejó casi 420.000 millones más en dos mandatos. Rivera volvió a ser el más contundente en su discurso contra la corrupción y puso en su punto de mira "al bipartidismo". Se enzarzó con Casado, que dijo que en esto no aceptaba lecciones. Sánchez anunció una vicepresidencia económica y le reprochó a Pablo Iglesias que "ataque" a Amancio Ortega. A Iglesias se le escapó el lapsus "mamadas" cuando fue a cargar contra las manadas. La ley contra la violencia machista solo mereció desprecios desde la extrema derecha.

Pedro Sánchez estuvo conservador, buscando una imagen presidencial y de centro. Hubo momentos en los que rebatió a Pablo Iglesias más que los candidatos de la derecha. Iglesias volvió a optar por dar protagonismo a los problemas económicos y sociales. No le arrancó a Sánchez en qué pactos postelectorales puede estar pensando. A Pablo Casado se le vio más agresivo que en debates anteriores, porque Vox aprieta. Eso sí, Casado al líder de la extrema derecha ni lo rozó. Sí vimos al líder del PP "zurrándose" con Albert Rivera hasta por ver quién le daba la réplica al presidente en funciones y por sacar el mejor cartel.

Rivera volvió a sacar tanto material que no daba tiempo ni a leerlo. Eso sí, no sacó al perro Lucas, su anunciada "arma secreta". Nos quedamos sin ver al cachorro que, según el líder de Ciudadanos, "huele a leche". Yo también la huelo. Alguno de los candidatos de anoche se dará un buen mamporro el domingo. Veremos a quién le toca. El próximo 10 de noviembre hay elecciones y podemos decidir quién nos gobierna durante los próximos cuatro años. Al loro, porque hay millones de indecisos, el nivel de abstención puede ser determinante y, si no caemos en la cuenta, más que a leche puede oler a rancio.