Mi partenaire en la vida y en los deportes, Lucía Lijtmaer, co-guionista, co-presentadora y co-productora de Deforme Semanal con ésta que les habla, se ha escrito, la tía, un ensayo para Anagrama interesantísimo y certerísimo sobre este nuevo concepto que se ha extendido en los medios de comunicación, y sobre todo en las redes sociales: el de ofendidito.

El libro: Ofendiditos, sobre la criminalización de la protesta es un análisis sobre el discurso mediático conservador de varios, muchos opinadores-analistas (casi todos hombres, por supuesto, COMO SIEMPRE) que se autoproclaman adalides de la incorrección política (por supuesto, a estas alturas también sabemos ya lo que significa autodenominarse así: estos no son nuestros amigos, estos son del bando contrario, y ojo porque los hay de izquierdas, que esto ya es para que te de un parraque, colega) que identifican como amenaza a la libertad de expresión a todos aquellos que en las redes manifiestan su protesta por algún suceso cultural, político o mediático de alto impacto, tachándolos inmediatamente de censores moralistas. Serían responsables de tales actos malignos, sobre todo, las minorías más diversas y el movimiento feminista. TA-CHÁAAAN.

Por otra parte, la autora apunta muy sabiamente que estos furiosos analistas, como los llama, que hablan de neopuritanas, de censores, sin embargo hablan o fiscalizan poco la amenaza real a la libertad de expresión, que viene desde el poder político y legislativo, desde el propio Estado, y que ya ha generado una considerable cantidad de sentencias y acusaciones contra artistas que han visto cercenado su ejercicio de la libertad de expresión en el terreno público. Entre otros, Valtonyc, condenado a tres años y medio de cárcel por los delitos de injurias a la Corona, enaltecimiento del terrorismo y amenazas en las letras de sus canciones. De esos censores, ya te digo, hablan poco.

Mientras los furiosos opinadores se retuercen con los ofendiditos que protestan por chistes de gitanos, o por chistes misóginos, o que discuten públicamente, que no prohíben, como los furiosos exclaman, sobre el contexto de la obra pictórica de Balthus, los furiosos traen a debate denuncias falsas de violencia de género, o dan voz a la ultraderecha en el espacio público, o son simplemente laxos con estos discursos. ¿Qué contradicción, no te parece? ¡PROTESTAR POR CHISTES QUE IMPLICAN ATRASO, INVOLUCIÓN, ARÉVALO, TODO LO CONTRARIO A PROGRESO, ES PURITANO Y HORRIBLE! ¡DEBATIR SOBRE LAS DENUNCIAS FALSAS ES POLÍTICAMENTE INCORRECTO, ES DAR EN LA LLAGA, ES GENIAL, Y YA NI TE DIGO LEGITIMAR A LOS FACHAS, ESO ES EL COLMO DE LA SUBVERSIÓN! Y ESO, ESO, ES GUAY!!!! PORQUE ELLOS NO SON LA MASA, SON LOS LISTOS, LOS OUTSIDERS, ¡VIVA! PUES NO.

¿Por qué no? Porque ellos son el mainstream, el discurso dominante. Algún psicólogo debería explicarles que ese pensamiento absolutamente narcisista de sentirse diferentes, únicos y especiales es dañino y falso. Porque vosotros no sois especiales. Vosotros sois como yo, como Chelo García-Cortés, como Makoke. Igual. Dice Lijtmaer: "¿Por qué este auge, si tenemos en cuenta que nuestra legalidad vigente es clara con respecto a esos discursos? ¿Qué coladero ha permitido la ratificación en los medios día sí y día también de tesis racistas como la de los okupas neonazis de Hogar Social Madrid o machistas como las de Un tío blanco hetero o Jordan Peterson? ¿Por qué no ocupa el mismo espacio la condena sin fisuras de los evidentes ataques y amenazas de muerte a las mujeres periodistas en España? ¿Por qué los Fieros analistas tan preocupados por la libertad de expresión, cuando se trata de neonazis, no dedican columnas al recrudecimiento de la violencia homófoba?" Por primera vez y sin que sirva de precedente, veo pertinente hacer una metáfora deportiva: juego, set y partido. Gloria.

Y ya terminamos. Mira, lee: "La historia nos avisa. El neopuritanismo es conservador, y pone en el punto de mira a quienes más libertad reclaman. La sorna del Fiero analista ofendido contra el ofendidito no busca otra cosa que recuperar su centralidad perdida en el discurso dominante (…) Desde su tribuna, todo lo diverso es histérico, y por lo tanto, es impugnable".

Este ensayo es para enmarcarlo y hacerle regalos a la autora todos los días de nuestra vida. Libro de cabecera, imprescindible. ¡Te lo recomiendo vivamente! ¡Es el tema del año, pero contado al revés! ¡Contado bien! ¡Bien contado!