Hoy es lunes. Qué gusto de verdad, saber que este día de la semana, para mí el más devastador, y que además sucede al más melancólico, convirtiéndose así en el segundo día consecutivo de desazón, es el día en el que un nuevo capítulo de 'Succession', la mejor serie del momento, nos espera fresquito para paliar todo nuestro infortunio. Este nuevo buque insignia de HBO me da muchísimas alegrías, una mordaz y cínica sátira sobre una familia disfuncional multimillonaria que es ahora mismo mi serie preferida. Y digo preferida con pesar, porque de un tiempo a esta parte me he tragado ciento setenta y cuatro series y contando, y me he convertido en ese tipo de persona que en una velada con amigos se tira media hora recomendando, elevando a los altares o hundiendo en los infiernos la serie del momento:

¿Has visto 'Years and years'?

No

¿Ah no? Pues mucha gente te dirá que la veas, a mí no me ha gustado mucho, esos personajes tan poco atractivos, con los que no te identificas, cero sugerentes.

He visto 'Euphoria' ¿Y tú?

¡Por favor me ha chiflado, o sea, la serie del verano! Luego fíjate, ya que hablamos de adolescentes, el otro día de resaca me tragué la segunda temporada de Élite ¡y me lo pasé pipa!

¡Yo también! ¿Has visto la de terror de Netflix, la francesa, 'Marianne'?

No

Mira, ¡basta! ¡Es agotador! Pero además de exponerte esto que me sucede, que seguro que un poco a ti también te pasa, te quería contar que en una de estas conversaciones, este fin de semana, dos señores que compartían mesa conmigo no pararon de interrumpirme e ignorarme en la conversación, y consiguieron, con lo difícil que es, que ya no tuviera ganas de seguir pronunciándome, ni de seguir expresando ningún tipo de opinión. Me silenciaron. Antes de que eso sucediera, en unos segundos que como una gacela aproveché para comentar -esta vez ya no sobre series, sino sobre la peli de Tarantino- la poca dimensión que el director le había otorgado al personaje de Margot Robbie, lo plano que es el personaje de Sharon Tate, siempre pizpireta, simpática y enérgica en la película, pero sin ningún tipo de personalidad definida, sin ningún carácter, uno de los dos tíos (el otro, ni me escuchó) se apropió de esta idea y segundos más tarde la expresó casi palabra por palabra en la discusión.

La noche del viernes me hicieron manterrupting (expresión inglesa para definir la interrupción innecesaria del discurso por parte de un hombre a una mujer) y bropropriating (otro anglicismo que describe la situación en la que un hombre se apropia de la idea de una mujer, generalmente en un entorno laboral, llevándose el mérito de la misma). Machismo del imperceptible y sutil QUE SIEMPRE ME HA PUESTO DE LOS NERVIOS.

A ver si nos podemos revisar esto un poquito, y no considerar que tu opinión es más importante que la mía, querido. Vete a Twitter, te abres un hilo, te escribes tus cositas, tus historietas, te enumeras todas las referencias ocultas de la peli de Tarantino que tan solo tú has descubierto, te relees, te estás la tarde del viernes tan alegre y esperanzadora recreándote en tu ingenio y tus elaborados pensamientos sobre cualquier cosa, lo que tú quieras. Y a ver si así conseguimos que, tras una buena dosis de ti mismo, abandones el solipsismo, la falta de respeto y el machismo y me trates, cuando horas más tarde estemos sentados en una terraza, como me merezco. Con respeto y consideración. Y si te digo que me dejes acabar, no giras la cabeza con desinterés porque no has podido salirte con la tuya.