Las autoridades sanitarias aconsejan usar como desinfectante del hogar una disolución de hipoclorito de sodio de al menos el 0,1% de concentración. En España esto significa 30 ml de lejía doméstica (dos cucharadas soperas llenas) por litro de disolución en agua. El cálculo químico es sencillo. Incluso un estudiante de 1º de Bachillerato podría hacerlo sin problema. Sin embargo, algunos medios de comunicación han compartido una receta diferente: 20 ml de lejía por cada litro de disolución. Esa cantidad de lejía es muy pequeña y no alcanza el mínimo de efectividad contra el coronavirus. Para que la disolución sea eficaz y segura necesita al menos un 50% más de lejía. ¿Cuál es el origen de este error y por qué se ha popularizado? ¿Por qué las autoridades sanitarias recomiendan la concentración de 0,1% y no menos? ¿Quién ha metido la pata y por qué hay tantas resistencias a corregir el error?

Se necesitan al menos 30 ml de lejía, no 20 ml

Calcular qué cantidad de lejía doméstica se necesita para preparar la famosa disolución al 0,1% es bastante sencillo. Primero hay que tener en cuenta que las lejías domésticas españolas se fabrican con hipoclorito sódico –existen otros métodos de fabricación, pero he buscado las fichas técnicas de las principales lejías domésticas que hay en el supermercado, incluidas marcas de fabricante y marcas blancas, y todas son disoluciones de hipoclorito sódico en agua-. Todas las lejías españolas domésticas tienen entre 30 y 40 g/l de hipoclorito sódico. Teniendo esto en cuenta, el problema se podría formular de la siguiente manera:

¿Cuántos mililitros de disolución de 35 g/l de hipoclorito sódico necesitamos para preparar 1 litro de disolución al 0,1%? (Dato: la densidad de la disolución 0,1% a 20 ºC es ~1 kg/l)

Cualquier estudiante de 1º de Bachillerato podría resolver este problema sin dificultad. El resultado es 28,6 ml. De ahí la recomendación de emplear al menos 30 ml.

Las cucharas soperas tradicionales albergan volúmenes variados, pero de media una cuchara sopera llena a rebosar contendrá unos 15 ml. Las hay que contienen algo más, y las hay que contienen algo menos. En mi casa tengo cucharas de tres juegos diferentes. He medido los volúmenes que contiene cada una de ellas utilizando una pipeta. Las medidas fueron de 13, 15 y 16 ml respectivamente. De ahí que la recomendación sea añadir dos cucharadas soperas llenas a rebosar, para llegar a los 30 ml o más.

Si preparásemos la disolución con 20 ml, tal y como algunos medios de comunicación han indicado, obtendríamos una concentración final de tan solo 0,07%. Podríamos pensar que la diferencia no es tan grande, y que el poder desinfectante será menor pero suficiente. No es así. Las recomendaciones oficiales se fundamentan en evidencias científicas y estas son claras: una disolución de 0,07% no es eficaz contra el coronavirus.

Ya lo decía Paracelso: el veneno está en la dosis. Si la dosis no es suficiente, el veneno no conseguirá inactivar el coronavirus.

En cantidades tan pequeñas es fácil infravalorar el impacto de usar 10 ml más o menos. Pero a nivel cuantitativo, en 10 ml de lejía hay unas 3x10^21 moléculas de hipoclorito (un 3 seguido de 21 ceros). Así que hay más de lo que parece, por eso es tan importante.

Cuál es la evidencia científica

Las autoridades sanitarias recomiendan utilizar hipoclorito de al menos 0,1% de concentración, es decir, los famosos 30 ml de lejía doméstica. Así lo recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), el European Centre for Disease Prevention and Control (ECDC europeo), el Centers for Disease Control and Prevention (CDC de Estados Unidos), el Australian Government Department of Health, el New York City Department of Health and Mental Hygiene, entre otros.

Esta recomendación se corresponde con la evidencia científica a la que todos estos organismos hacen referencia: en enero de 2020 se publicó una revisión sistemática sobre toda la evidencia científica existente sobre inactivación y persistencia de coronavirus. Por razones obvias es el artículo científico sobre biocidas más citado de la pandemia.

De este trabajo se extrajeron todas las recomendaciones sobre desinfección: alcohol etílico de más del 60%, peróxido de hidrógeno de al menos 0,5%, hipoclorito sódico de al menos 0,1%, entre otros.

Lo que se ha hecho en estos estudios es lo que se conoce como «evaluación de resistencia a agentes biocidas». El procedimiento consiste fundamentalmente en tomar una población concreta de virus y ponerla en contacto con diferentes cantidades de biocidas. Se mide qué proporción de virus se inactivan y en cuánto tiempo lo han hecho. Este valor se denomina «tasa de reducción logarítmica». Si el valor alcanzado es mayor de 3, se considera que el biocida funciona para destruir el virus. Si cae por debajo de 3, se considera que no funciona.

Al ser una medida logarítmica, un valor 3 indica que la cantidad de virus activos se ha reducido 1000 veces (3 veces 10). Un valor de 1 indicaría una reducción de solo 10 veces (1 vez 10). Y menos de 1 indicaría una reducción por debajo de 10. Por eso es tan importante que este valor sea 3 o superior a 3 para considerar el biocida efectivo de verdad.

Los datos del estudio se recogen en esta tabla:

Las concentraciones de la tabla marcadas con verdes sí funcionan contra el coronavirus. Las marcadas con naranjas no. Esto demuestra que la efectividad del hipoclorito cae en picado al reducir la concentración. Por eso es tan importante mantenerla por encima del 0,1%, tal y como recomiendan las autoridades.

¿Por qué algunos medios siguen recomendando erróneamente usar 20 ml y no 30 ml?

Hace unos días lancé esta pregunta en mis redes sociales para tratar de localizar el origen del error. También informé por privado a algunos medios de comunicación y organizaciones que estaban perpetuando el error, por un lado para que lo corrigiesen y por otro para localizar la fuente. Da la impresión de que unos medios se referencian a otros, pero nunca a una fuente fiable o a una autoridad.

Me puse a buscar la fuente a partir de un par de pistas: la recomendación casi siempre se hacía diciendo “20 ml de lejía en 980 ml de agua” o “una dilución de 1:50 de lejía”. Lo de mencionar los 980 ml de agua es extraño, y hablar de diluciones de lejía y no de hipoclorito, también es extraño. Los químicos no lo expresaríamos así. Tiré de ese hilo hasta que por fin llegué a un documento de carácter oficial: el protocolo de desinfección doméstica de la Comunidad de Madrid.

Lo curioso es que el protocolo hace referencia al mismo estudio que las autoridades sanitarias, pero de él extrae una conclusión equivocada. Cita textual del protocolo:

Aquí está el error. El estudio indica todo lo contrario: solo son eficaces las concentraciones por encima de 0,1%. Es curioso que se incluya la tabla del estudio y se hagan los cálculos y que la conclusión a la que se llega sea errónea.

¿Por qué ese empeño en usar una preparación de 1:50? Tengo una conjetura. Resulta que en el ámbito sanitario sí se usa esa proporción, pero la lejía con la que la prepara tiene concentraciones superiores a las domésticas. Tienen más hipoclorito. Las lejías industriales usadas en el ámbito sanitario tienen 50 g/l de hipoclorito o más. Así que en ese caso sí es suficiente usar 20 ml, porque sí llegan a la recomendación del 0,1%. Con las lejías domésticas es insuficiente.

Seguí tirando del hilo de los "980 ml" y encontré otro documento de carácter oficial que también contiene el mismo error: el documento técnico de medidas higiénicas del Ministerio de Sanidad difundido el 6 de abril. Cita textual:

En este documento se citan como fuentes a todas las autoridades sanitarias, incluida la OMS, que indican que la concentración ha de ser del 0,1% o superior, nunca inferior. Por eso me atrevería a decir que el error está en la simple repetición. Nadie se ha parado a revisar los cálculos. El clásico error que se viraliza por culpa del copia-pega acrítico.

Me consta que hay medios de comunicación que han elegido no perpetuar el error e indicar la cantidad correcta: 30 ml. Sin embargo, hay otros que han decidido mantener el error y hasta justificarlo de forma incomprensible. Desconozco las razones. La información de calidad no se verifica con opiniones, se verifica aportando hechos y evidencias. Cada cual es dueño de su ética profesional y es libre de decidir a qué le da valor.

Todo esto conduce a una reivindicación, y es que en materia científica es fundamental contar con voces expertas. De lo contrario, se seguirán cometiendo pifias como esta. Solo con una supervisión crítica y científica minimizaremos los errores y además evitaremos que se mantengan en el tiempo.

Entonces, ¿cómo se debe preparar la disolución de lejía en casa para estar seguros?

En casa hemos de preparar la disolución de lejía como hemos indicado siempre, como aconsejan las autoridades sanitarias, y como indica la evidencia científica: 30 ml de lejía doméstica por litro. Esto es, dos cucharadas soperas grandes colmadas de lejía por cada litro de agua. El agua ha de estar fría, y la disolución debe usarse el mismo día que se prepara.

Hay que tener en cuenta que, en vista de la evidencia científica, es mejor pecar por exceso que por defecto. Es decir, ser prudentes. Si en lugar de 30 ml echases 35 ml, estaría bien. Pero si echas solo 20 ml, tenemos un problema.

Además, desde el punto de vista químico, el hipoclorito sódico es un compuesto muy problemático. Se desintegra con facilidad y en poco tiempo por cambios de temperatura, en contacto con el aire, por acción de la luz… Así que hay que asumir una más que probable pérdida de efectividad en el entorno doméstico debida a la manipulación de la lejía. Además, las condiciones de casa no son las de un laboratorio. La lejía tiene que lidiar con el polvo, con otros restos orgánicos y suciedad además del coronavirus. Por todo esto, es mejor pasarse un poco, que quedarnos cortos. Un poco son unos mililitros extra, no un chorro. Si no queremos que la casa apeste a lejía o tener un accidente, mejor usar cantidades de lejía dentro de lo recomendado.