La regla es dolorosa para al menos la mitad de las mujeres. En la mayoría de los casos el dolor es leve y existen tratamientos que lo alivian, permitiendo seguir la vida con normalidad. Sin embargo, hay casos en los que el dolor menstrual es severo, incluso incapacitante. Es un tipo de dolor que, por razones socioculturales, se ha subestimado, también en el ámbito científico. Aunque hoy en día conocemos varios mecanismos biológicos responsables del dolor menstrual, queda camino por recorrer.

¿Qué es la menstruación?

El ciclo menstrual se divide en varias fases. En la fase de ovulación, un ovario se encarga de madurar un óvulo y enviarlo a la trompa de Falopio. Al mismo tiempo el endometrio, que es la mucosa que recubre el útero, se engrosa y se prepara para anidar un embrión.

Si el óvulo no es fecundado por un espermatozoide, el endometrio se descama rompiendo los vasos sanguíneos que lo nutren. Esto produce una hemorragia, la menstruación o regla, marcando el comienzo de un nuevo ciclo. Las hormonas femeninas median este proceso, sobre todo los estrógenos.

La primera regla o menarquia se produce en torno a los 12 años y se repite cada 28 días hasta que cesa con la menopausia, en torno a los 50 años.

¿Por qué duele la regla?

El dolor que acompaña a la regla se llama dismenorrea o dolor menstrual, afecta entre el 45- 95% de las mujeres. La intensidad del dolor es muy variable, depende de cada mujer, y suele variar con la edad. Puede ser desde una molestia leve hasta un dolor incapacitante. Normalmente el dolor se localiza en el bajo vientre y se manifiesta en forma de contracciones que se irradian hacia órganos cercanos, como la espalda, el aparato digestivo y urinario. Por eso se pueden sufrir retortijones, vómitos o diarrea durante la menstruación.

Los principales responsables del dolor menstrual son las prostaglandinas, especialmente la PGF2alfa, unos mediadores de la inflamación que se producen en el endometrio. La hormona femenina que media este proceso es la progesterona. La PGF2alfa hace que se contraigan las arterias del endometrio y de la musculatura uterina, provocando el dolor menstrual, afectando también al aparato digestivo y urinario, lo que explica el resto de los síntomas.

Cuando el dolor menstrual no está asociado a ninguna enfermedad se denomina dismenorrea primaria. Si el dolor tiene base patológica (está asociado a enfermedades ginecológicas como la endometriosis, adenomiosis, o presencia de miomas) se denomina dismenorrea secundaria. Las dismenorreas secundarias suelen ser más doloras y persistentes que las primarias.

¿Es normal que duela la regla?

Es difícil valorar qué es un dolor "normal" de regla. Sobre todo porque se ha extendido la errónea creencia de que la regla siempre tiene que doler. Si la regla cursa con dolor, este puede oscilar entre una leve incomodidad que dura apenas un día o unas horas, hasta unas molestias intensas que se mantienen durante días. El problema es que el dolor no se puede medir. Precisamente por eso, si la regla duele hay que comprobar si se trata de una dismenorrea primaria o secundaria, porque podemos estar dando como "normal" un dolor derivado de una enfermedad que no ha sido diagnosticada. De hecho, la endometriosis es una enfermedad ampliamente infradiagnosticada.

¿Cómo se trata el dolor de regla?

Hay dos tratamientos principales. Uno son los analgésicos, en concreto los antiinflamatorios no esteroideos (AINES) como el ibuprofeno, el naxopreno, la indometacina o el ácido mefenámico, que actúan sobre las prostaglandinas y alivian el dolor entre el 65-100% de los casos. El otro tratamiento habitual son los anticonceptivos hormonales, que inhiben la ovulación y, por tanto, la producción de prostaglandinas. La tasa de éxito de este tratamiento está entre el 70-80% de los casos.

Si ningún tratamiento para el dolor funciona, es importante acudir al médico para estudiar cuál es el origen del dolor, descartar enfermedades que podrían estar siendo enmascaradas, y buscar un tratamiento efectivo.

¿El dolor menstrual puede ser motivo de baja laboral?

Sí, el dolor menstrual puede ser motivo justificado de baja laboral, igual que cualquier dolor incapacitante. El médico es quien debe valorarlo.

Nos enfrentamos de nuevo a que no sabemos medir el dolor, de modo que siempre va a implicar cierto grado de incertidumbre, igual que un dolor de muelas o de espalda. El problema es que el dolor de regla se ha asumido durante tanto tiempo como algo normal que se infravalora, tanto por los médicos como por las mujeres que lo padecen. Además, al ser un dolor que solo afecta a las mujeres, no se tiene en la misma consideración.

Una baja laboral por un dolor de lumbago se recibe con menor recelo que una baja por dolor menstrual. No obstante, por derecho a la intimidad, los motivos de una baja laboral son privados y no se tienen que compartir con la empresa. Así que actualmente, si una baja laboral es por dolor menstrual o por lumbalgia debería ser indiferente.

El sexo es una variable biológica

El sexo es una variable biológica que hay que tener en cuenta en los ensayos clínicos. Hay fármacos y enfermedades que evolucionan de forma diferente según el sexo del paciente. Es obvio que machos y hembras tenemos diferencias genéticas, órganos diferentes, sistemas hormonales diferentes… Esto que hoy en día está ampliamente asumido por la comunidad científica, no siempre ha sido así. Las mujeres estaban infrarrepresentadas en los ensayos clínicos, por eso hay menos literatura científica acerca de lo que nos concierne a nosotras. Eso implica que todavía hay lagunas de conocimiento acerca del tratamiento y el diagnóstico de la dismenorrea.

Con esto quiero señalar que el dolor menstrual se ha subestimado, por la sociedad en su conjunto, también por la ciencia, y por la medicina en particular. Estos días –con motivo de la presentación de un borrador de ley que pretende regular las bajas laborales relativas al dolor menstrual– han salido a la luz las bestias del machismo, acallando a las mujeres, tildándolas de vagas, aprovechadas, victimistas o exageradas, y poniendo en duda su palabra. Ojalá la honorabilidad de las mujeres gozase del mismo estado de salud que la de los hombres.