La primera reacción de Pablo Casado ante la operación parapolicial urdida en el gobierno de Rajoy para robarle documentación comprometida a su ex tesorero, fue decir que por aquel entonces él era solo diputado por Ávila. Y tiene razón. Sin embargo, me parece un discurso algo pobre. En mi opinión, en una situación así, hay que ejercer un liderazgo fuerte y echarse el partido a la espalda; incluso en el caso de que la apuesta sea desmarcarse de su predecesor. De hecho, me pareció mucho más acertada la postura del portavoz Martínez Almeida días después, cuando reconoció que les preocupa el horizonte judicial y admitió que estábamos ante un episodio del pasado del PP, que no les quedará más remedio que asumir.

Se notó que en Génova habían conseguido medio recomponerse, después del primer impacto. Y es que Casado podía ser por aquel entonces un diputado raso, pero ahora es el líder del partido. Y es probable que en las próximas semanas tenga que tomar decisiones muy dolorosas hacia personas que propiciaron su ascenso en el PP. Tiene que reivindicarse y reivindicar a su formación política de una manera menos infantil. Además, es que este camino de 'yo estaba no sé dónde' ya está muy trillado. De hecho, el PSOE se ha apresurado a exigirle responsabilidades a Casado por la 'Operación Kitchen'. Era previsible.

El PP también pidió en el pasado a Susana Díaz, después de la sentencia de los ERE de Andalucía, que asumiera su responsabilidad. Todos ven la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio. El caso es que Díaz, que por aquel entonces aún presidía la Junta, dijo aquello de "yo, cuando sucedió eso, estaba en COU". Que sí, que ella estaba en el colegio y él era político de provincias, pero a ambos les pilló el estallido judicial siendo los máximos representantes de una organización con graves problemas. Casado tiene ahora la oportunidad de reforzar su liderazgo. Para eso, pienso que el camino es dar un paso adelante, decir que lo ocurrido, de confirmarse, es aberrante, que no le va a temblar el pulso y que él fue elegido por los afiliados precisamente porque no representaba lo mismo que sus rivales. Este lunes ha ido en esa línea en una entrevista en la COPE, aunque en mi opinión, no es necesario aludir a los GAL, a Filesa o a la llamada pena de telediario para defender su postura. De todos modos, el PP debería reflexionar acerca de su vida interna más reciente. Rajoy tuvo que renegar de Aznar, al considerar que la Gürtel nació y creció en su etapa, y Casado está ya renegando de Rajoy, bajo cuyo mandato se habría producido el espionaje interno. Que se lo hagan mirar.