La cultura política de la izquierda tiene elementos que conforman nuestra identidad de manera firme y que precisan ser defendidos sin ningún tipo de matiz ni excusa. Para eso elegimos a nuestros representantes, para mejorar la vida de las clases populares de manera concreta, y también para ser garantes de la ética, los valores y el compromiso de nuestras ideas. La defensa de la causa palestina es uno de esos elementos simbólicos que nos permiten tener un sentimiento de pertenencia al que aferrarnos y que permite a los diputados de Sumar ejercer su labor en Congreso por nuestro apoyo. Lo es cuando no existe en curso un genocidio que ha asesinado a más de 30.000 palestinos, lo es desde 1947, lo era la legislatura pasada cuando se vendían armas a Israel del mismo modo que ahora con el silencio de Unidas Podemos, y lo es mucho más cuando nuestros hermanos gazatíes se encuentran sufriendo una limpieza étnica y un genocidio en el marco de una ocupación colonial. Quien no comprende esas motivaciones no puede ser ni un segundo más representante de los valores de la izquierda en la sede de la soberanía popular.

En el Congreso se votaba una proposición no de ley que pedía al gobierno entre otras consideraciones "promover la suspensión del Acuerdo de Asociación Estratégica entre la Unión Europea e Israel". Esa votación se produjo con Santos Maraver absteniéndose diferenciando su voto de Sumar que votó a favor. La propuesta de Podemos era simbólica, no iba a cambiar la situación de manera sustancial, ni tenía la capacidad para obligar al gobierno a tomar las posiciones que se derivaban de la propuesta. Era una proclama vacía sin soporte concreto. Pero que es simbólica se sabía antes de la votación y Santos Maraver decidió mandarnos un mensaje a los electores de izquierdas en vez de votar lo que todos sentimos, y hemos tomado nota. No es usted de los nuestros. Lo hemos entendido.

Las justificaciones que ha dado Sumar para defender una posición prefijada con Santos Maraver que le permitía votar en un sentido diferente al resto son un insulto a los principios fundamentales de la izquierda. En declaraciones a Público fuentes de Sumar recogen la siguiente posición: "Es un voto que se explica por su carrera como diplomático, lo que le lleva a estar convencido de que la mejor manera de lograr el alto el fuego es mantener las relaciones diplomáticas con Israel para poder seguir negociando. Responde a un debate real y razonable, muy presente en las izquierdas europeas, sobre cuál es la mejor forma de poner fin al genocidio. Es una diferencia de medios, no de fines".

Decir que Santos Maraver es diplomático y por eso ha votado de manera diferente es una excusa clasista además de un insulto a la inteligencia, como si serlo fuera un motivo para tener una visión diferenciada y más elaborada en temas tan sensibles para los votantes como la defensa de los derechos del pueblo palestina que el resto de personas no somos capaces de tener. La nuestra no es una posición inocente al margen de la realpolitik, es una posición humanista y fundamentada en la conciencia más profunda de la defensa de los derechos humanos y el derecho internacional. Santos Maraver es diputado de una formación progresista por encima de su carrera de diplomático. Si no entiende que no se puede votar de manera tibia con análisis tacticistas que miran con condescendencia a sus electores en medio de un genocidio en Palestina es que no entiende a la izquierda, ni sus votantes y debe irse a otro partido que acepte mejor que se ponga de perfil el mismo día que Israel asesina a sangre fría a más de 100 civiles palestinos que buscaban comida. No tendrá problema en encontrar ese partido.

El nombramiento de Santos Maraver como número dos de Yolanda Díaz ya rechinó a todos los que no comprendemos esa práctica habitual de mostrarse como elevados, responsables, moderados, transversales y con apariencia de gobernabilidad con el fichaje de diputados con perfiles que se sitúan en los márgenes de nuestras ideas y con actuaciones pasadas que siempre hemos combatido. Su fichaje iba en la misma línea del intento de Podemos de meter con calzador a exgeneral Julio Rodríguez, al mando de tropas de la OTAN en Libia o el Golfo de Adén, y que solo compran los militantes más sectarios. Menos diplomáticos y generales y más sindicalistas, mineros, limpiadoras y dependientes. Personajes de ese porte no nos representan porque han formado parte de todo lo que siempre hemos combatido como antagonistas.

No se decepciona a quien no espera demasiado de partidos que forman parte de una institucionalidad tan represora de los valores más fundamentales como es el gobierno de un Estado inserto en la UE y la OTAN, pero al menos convendría mantener unos mínimos aparentes que Santos Maraver ha traspasado con su voto ignominioso para no romper relaciones con Israel en un momento en el que el dolor es insoportable y existe entre la gente de izquierdas una sensación de impotencia e impunidad que no puede ser validada con comportamientos de este tipo. Santos Maraver ha decidido, y Yolanda Díaz ha permitido, insultar los valores fundamentales que la gente de izquierdas tenemos en valía y que quizás es lo único que aún nos vincula a lo político. No puede seguir ni un minuto representando esos valores porque los ha despreciado y lo peor es que en Sumar se lo han permitido. ¿Nadie en Sumar se dio cuenta de que esta actuación escupía en lo más preciado de nuestra identidad? ¿Tan lejos están de nosotros?.