Ciudadanos lleva muchos años comportándose como un partido ultranacionalista que solo proponía represión y humillación. Se llevan comportando como VOX antes de que VOX existiera creando un caldo de opinión en el debate público que propició que opiniones descarnadas como las de los de Abascal tuvieran representación en los medios antes de que existiera VOX. El mensaje de VOX llevaba años en la opinión pública y solo faltaba VOX. De tanto sudar al gritar e hiperventilar contra el independentismo se le ha corrido el maquillaje liberal y ha mutado en VOX.

Ha sido una constante que todos los partidos liberales y conservadores que han radicalizado su postura para intentar mitigar el ascenso de un partido de extrema derecha han fracasado y lo único que han logrado ha sido empoderar las posturas posfascistas y consolidar ese crecimiento. Ese mal endémico ha afectado a muchos partidos en Europa que no tenían base empírica para conocer cuál era el resultado de sus acciones. Pero en España sí la había, ya conocían lo que el resto de partidos habían logrado con esta estrategia y no han sabido afrontarlo. El Partido Popular tiene una nueva oportunidad, si no aprende de Ciudadanos será el siguiente en sucumbir a VOX. Los gobiernos autonómicos en Madrid y Andalucía fueron la primera piedra de la validación de los posfascistas. El PP tiene tiempo para enmendar su error, pero no es previsible que lo haga. Sería visión de Estado.

El PSOE ha logrado con su soberbia enardecer el éxito posfascista. Una inopia insoportable que consideraba que una repetición de elecciones con la sentencia del procés de por medio habría de favorecerles. Una irresponsabilidad histórica que van a pagar quienes sufren en las calles a los intolerantes. Unidas Podemos debe reflexionar, también debe reflexionar. Un antifascismo militante no tendría que haber dado la posibilidad a este monstruo de crecer como lo ha hecho. Este crecimiento es también su responsabilidad. Si el PSOE quería llevar a España a esta situación era preferible ceder a permitírselo. Por muchas razones que le asistan.

Hay que hacer autocrítica. Los medios tienen mucha responsabilidad en el resultado del posfascismo. Mucha. Llevo advirtiéndolo años. Siempre que puedo, intentando desde cualquier foro público y privado que se considere un cambio en la manera de tratar a este partido. He fracasado en mi intento. Se le ha considerado un interlocutor más, se le ha dado una cobertura excesiva que está demostrado que implica un mejor resultado para esta formación. Se le ha humanizado en programas de entretenimiento, se han difundido sus declaraciones grandilocuentes de manera acrítica y se han reforzado todos los debates que le benefician. Y no, no son una opción democrática más. Ahora todo será más difícil. Prometo seguir reflexionando sobre cuál es la mejor manera de combatir a una fuerza que quiere traer a nuestro país una involución de derechos. Un partido que quiere cercenar las libertades de colectivos vulnerables y minorías no puede ser considerado como una formación más. Es hora de tomárselo en serio.