El pasado 28 de febrero, el Ministerio de Finanzas de Ucrania mencionaba en un hilo de Twitter su intención de recurrir a los bonos de guerra para financiar la guerra con Rusia: “En la época de la agresión militar de la Federación Rusa, el Ministerio de Finanzas ofrece a los ciudadanos, empresas e inversores extranjeros apoyar el presupuesto de Ucrania invirtiendo en bonos del gobierno militar".

Se trata de una vieja herramienta financiera para reforzar la defensa del país. Un mecanismo que sirvió para financiar el gasto de las fuerzas armadas en la Primera y Segunda Guerra Mundial.

¿Qué es un bono de guerra?

Un bono de guerra es un instrumento de deuda que un gobierno pide con el fin de recaudar dinero para poder financiar el gasto militar en tiempos de guerra. Así lo define Investopedia, una página web de expertos en finanzas que resume estos bonos como préstamos al gobierno.

Pero, ¿qué ganan los que se hacen con un bono de guerra? Según la web de Economipedia, empresa de educación económica, los Estados que reciben dinero para financiar el conflicto bélico tienen que pagar ciertos intereses y devolver la cantidad prestada en el tiempo acordado.

La web habla sobre el riesgo al que se enfrentan los prestamistas, ya que en caso de que el país al que han prestado dinero pierda la guerra, cabe la posibilidad de no recuperar este dinero invertido en bonos.

Historia de los bonos de guerra

Inicialmente fueron los grandes banqueros y financieros quienes contribuyeron a financiar las guerras con sus préstamos. Sin embargo, tanto en la Primera Guerra Mundial como en la Segunda Guerra Mundial fueron un instrumento de financiación ampliamente utilizado por los gobiernos.

Primera Guerra Mundial

El primer gran conflicto a escala mundial tuvo un impacto directo en la economía alemana, por lo que el país optó por recurrir al endeudamiento interno mediante la emisión de bonos de guerra. Según Economipedia, los alemanes podían hacerse con estos bonos con una rentabilidad del 5% y comprarlos era una manera de demostrar patriotismo. Mayoritariamente fueron las grandes corporaciones e instituciones las que participaron.

Cuando Estados Unidos entró a la Primera Guerra Mundial, también decidió recurrir a este mecanismo y en 1917 lanzó lo que en un principio se conocía como Liberty Bonds (bonos de libertad). La campaña publicitaria que llevaron a cabo para vender estos bonos contó con celebridades del momento como Charles Chaplin y, en base a los datos de Investopedia, el gobierno llegó a recaudar 21.500 millones de dólares para financiar la guerra. No obstante, Economipedia apunta que el coste de los intereses que tuvo que asumir el país por estos bonos fue de 30.000 millones de dólares.

Segunda Guerra Mundial

En la Primera Guerra Mundial se empujaba a particulares a comprar los bonos de guerra, pero en la Segunda Guerra Mundial entraron al juego las instituciones financieras. En Alemania, la presión se desplazó hacia el sector financiero, según confirma la empresa de educación económica. Al no poder hacer frente al régimen nazi, las instituciones financieras adquirieron muchos bonos y tras la ocupación de Checoslovaquia, los bancos del país también fueron obligados a comprar estos bonos de guerra.

Después de que Japón bombardeara Pearl Harbor, Estados Unidos declaró su entrada en la Segunda Guerra Mundial y volvieron a recurrir a los bonos como herramienta para financiar el conflicto, esta vez, denominados como bonos de guerra. Estas participaciones las podían comprar tanto las empresas como los particulares.

Esta emisión de bonos de guerra tuvo mucho éxito en el país americano. La venta de estos bonos era anunciada por la prensa, la radio y hasta en Hollywood e iba acompañada de música y banderas.