La oxitocina es una de esas hormonas que, según escuchamos su nombre, nos traen a la cabeza un momento clave del ser humano: el parto. Esto tiene sentido, teniendo en cuenta, entre otras cosas, que se inyecta a mujeres embarazadas para inducir el parto cuando, por cuestiones médicas, se valora que no se puede esperar más pero la mujer no ha empezado aún a tener contracciones de manera natural. Sin embargo, la oxitocina no es algo relacionado únicamente con el parto, sino que se trata de una hormona que se sintetiza tanto en hombres como en mujeres y aunque en cada caso tenga unos efectos distintos, también hay efectos comunes.
A la oxitocina se la conoce como la 'hormona del amor' y está incluida en la lista de las 'hormonas de la felicidad', una serie de hormonas que tienen gran relevancia en el estado de ánimo de las personas. Se trata de una hormona y neuropéptido que se produce en el hipotálamo y es liberada al torrente sanguíneo, modulando de algún modo el sistema nervioso en determinados comportamientos sociales, sentimentales, sexuales o parentales. Su nombre, oxitocina, procede del griego (de ὀξύς y τόκος, oxys y tokos, palabras que significan nacimiento y rápido) y tiene relación con la función que tiene durante los embarazos: es la encargada de estimular los músculos del útero para ampliar y acelerar las contracciones, de modo que se facilite el parto.
Se sabe que el cuerpo libera oxitocina cuando estamos en contacto físico con otras personas, con actos sociales e íntimos como abrazos o besos. A nivel psicológico, esta 'hormona del amor' está muy relacionada con una sensación de seguridad, con la mejora de las interacciones sociales y con la autoestima, y lo cierto es que hay muchos estudios en este sentido. Pero, además, también interviene en los procesos de excitación sexual: los niveles de oxitocina aumentan durante las relaciones sexuales, y aún más durante el orgasmo, cuando provoca contracciones tanto en hombres como en mujeres. En los hombres, la 'hormona del amor' genera contracciones en la próstata y en las vesículas seminales; en las mujeres, en el útero.
No la única que interviene en este proceso de excitación sexual, pero sí una clave y, además, una de las principales razones por las que el ser humano tiene ganas de tener este tipo de relaciones. Según Deborah Lee, especialista en salud reproductora y sexual y autora en Dr. Fox Online Pharmacy, de Reino Unido, el "contacto ligero, visual y piel con piel" ayudan a una segregación mayor de oxitocina. "Puede ocurrir simplemente mirando a otra persona", explica, en la revista 'Live Science', antes de insistir en que estos niveles de oxitocina son vitales para la obtención de una respuesta sexual satisfactoria.
Otros efectos que tiene la oxitocina
Además de su implicación en el parto y en las relaciones sexuales, la oxitocina también favorece la lactancia. En este caso, la liberación de esta hormona viene derivada de la succión del pezón, que facilita el proceso de eyección de la leche materna. Pero tiene muchos otros efectos, físicos y psicológicos, en las personas.
Estudios recientes han demostrado que en momentos de estrés (en los que los niveles de cortisol se elevan), la oxitocina puede amortiguar precisamente los efectos negativos de la subida de cortisol, incluido en la lista de 'hormonas de la tristeza'. "Puede interferir en la respuesta de lucha, miedo o huida del sistema nervioso simpático [que es la reacción generada por la elevación de cortisol], de modo que la persona amenazada pueda mantenerse firme en lugar de huir", explica la doctora Lee. Pero además, otros estudios han demostrado que la oxitocina puede también ayudar a tolerar mejor el dolor y la ansiedad.
A estos, se le suman otros efectos psicosociales. Hay estudios que confirman que los niveles de oxitocina son mayores en parejas unidas que en personas solteras, por lo que sus efectos en la salud son mayores. Además, también se ha confirmado (en estudio de laboratorio con ratas) que la presencia de oxitocina fomenta el afecto y mejora el comportamiento en relaciones estrechas, mientras que la disminución de esta hormona hace que este comportamiento se invierta. También se ha podido demostrar cierta relación entre los niveles altos de oxitocina y una mayor generosidad y altruismo por parte de las personas, así como una mejora de la empatía.
Oxitocina y autismo
Según un estudio publicado en 2018 en la revista 'Current Topics in Behavioral Neurscience', en las personas con algún tipo de autismo u otros TEA (trastornos del especto autista) los niveles naturales de oxitocina son más bajos. Un ensayo controlado aleatorio realizado dos años antes y publicado en 'Molecular Psichiatry', concluyó que la capacidad de respuesta social de las personas autistas mejoraba después de haber recibido un suplemento de oxitocina a través de un aerosol nasal.
Sin embargo, otro estudio, financiado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, publicado en 2021, obtuvo una conclusión completamente diferente: después de administrar oxitocina por vía nasal durante 24 semanas a niños con TEA de entre 3 y 17 años, las diferencias entre la puntuación inicial y final de sus cuidadores acerca de su irritabilidad, aislamiento social y otros comportamientos asociados con el TEA no diferían de manera significativa.
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