Se tiene constancia de la presencia de la patata desde los albores de la civilización humana moderna. Hoy, siglos después de su introducción en Europa y América del Norte, la patata representa uno de los alimentos más importantes de la cocina mundial y el cuarto cultivo alimentario del mundo entero (después del maíz, el arroz y el trigo).

De hecho, pocos cultivos han conseguido extenderse por el mundo de una manera tan profusa. La patata se distingue por su relevante valor nutricional, facilidad de conservación y robustez.

¿Qué beneficios tiene la patata? nutrientes, antioxidantes y sin gluten

1. Las patatas son ricas en nutrientes

La Fundación Española de la Nutrición (FEN) indica que las patatas son una fuente de potasio, vitamina C, B6 y carotenoides. El contenido nutricional de las patatas puede variar en función de la variedad y de su preparación. Por ejemplo, freír las patatas añade más calorías y grasa que hornearlas. También es importante tener en cuenta que la piel de las patatas contiene una gran cantidad de vitaminas y minerales, por lo que pelarlas puede reducir significativamente su contenido nutricional.

2. La patata, un potente antioxidante

Las patatas son ricas en compuestos como los flavonoides, los carotenoides y los ácidos fenólicos, que actúan como antioxidantes en el organismo neutralizando las moléculas potencialmente dañinas conocidas como radicales libres que hacen que aumente el riesgo de padecer enfermedades crónicas como las cardiopatías, la diabetes y el cáncer. Los estudios han descubierto que las patatas de color, como las moradas, pueden tener de tres a cuatro veces más antioxidantes que las blancas. Esto las hace potencialmente más eficaces para neutralizar los radicales libres. No obstante, la mayoría de estas pruebas proceden de estudios de probeta. Es necesario realizar más investigaciones en humanos antes de hacer cualquier recomendación sobre la salud.

3. La patata puede mejorar el control del azúcar en sangre

Esto se debe a que las patatas contienen un tipo especial de almidón conocido como almidón resistente. El almidón resistente puede ayudar a reducir la resistencia a la insulina y, a su vez, mejorar el control del azúcar en sangre. La explicación a este fenómeno es que el almidón no se descompone ni es absorbido completamente por el cuerpo. En cambio, llega al intestino grueso, donde se convierte en una fuente de nutrientes para las bacterias beneficiosas del intestino. Un estudio de personas con diabetes de tipo 2 descubrió que consumir una comida con almidón resistente ayudaba a eliminar mejor el exceso de azúcar en sangre después de una comida. En otro estudio, se alimentó a diez personas con 30 gramos de almidón resistente al día durante un período de cuatro semanas. Los científicos descubrieron que el almidón resistente redujo la resistencia a la insulina en un 33%, como recoge la revista HealthLine. Curiosamente, existe una manera muy sencilla de aumentar el contenido de almidón resistente de las patatas. Para ello, guarda las patatas hervidas en la nevera durante la noche y consúmelas frías.

4. La patata, una joya nutricional sin gluten

La dieta sin gluten es una de las más populares en todo el mundo. Consiste en eliminar el gluten, que es una familia de proteínas que se encuentra en cereales como la espelta, el trigo, la cebada y el centeno. Las patatas son naturalmente libres de gluten, lo que las convierte en una excelente opción para las personas con la enfermedad celíaca o una sensibilidad al gluten no celíaca.

5. La patata puede mejorar la salud digestiva

El almidón resistente de las patatas puede mejorar la salud digestiva, ya que es una fuente de nutrición para las bacterias intestinales beneficiosas. Estas lo convierten en el ácido graso de cadena corta butirato, que se ha relacionado con la reducción de la inflamación en el colon, la mejora de las defensas del colon y un menor riesgo de cáncer colorrectal.

De dónde salieron las patatas

La patata es una planta floral autóctona de Sudamérica y de la cordillera de los Andes (el actual sur de Perú y el noroeste de Bolivia). En la actualidad, gracias a la investigación y siglos selección, existen en todo el mundo más de 1.000 tipos diferentes de patatas.

La patata actual comenzó a evolucionar hace unos 350 millones de años a partir del ancestro venenoso de la planta solanácea en las tierras altas andinas de Sudamérica, entre Perú y Bolivia. Los pobladores humanos llegaron a esa parte del mundo hace unos 15.000 años, y consiguieron domesticar la patata silvestre alrededor de 8.000 años antes de Cristo.

A partir de ese momento, la patata comenzó su andadura por el continente, pero recibió gran atención en el siglo XVI cuando los primeros conquistadores españoles comenzaron a explorar más allá de las costas de Sudamérica, especialmente a partir de la década de 1.530, cuando buscaron oro en Perú. Entre sus numerosos descubrimientos, la patata recibió una atención muy notable, y trajeron esa planta a Europa entre los años 1.570 y 1.593 (las Islas Canarias la recibieron en 1.562).

La adopción europea de la patata fue lenta pero constante. Al principio, el gobierno español utilizó la patata como un alimento fiable y fácil de transportar para sus militares y su armada, que mientras la utilizaban no sucumbían al escorbuto.