La lluvia es una forma líquida de precipitación. Se trata del agua que cae del cielo. Las gotas de lluvia caen a la Tierra cuando las nubes se llenan de gotas de agua.

Si te preguntas cómo se forma la lluvia, debes saber que la precipitación (ya sea en forma de lluvia, granizo o nieve, por ejemplo) junto con la evaporación y la condensación, es una de las tres partes principales del ciclo global del agua.

La lluvia se forma en las nubes cuando el vapor de agua se condensa (pasa de gas a líquido) en gotas de agua cada vez más grandes.

Cómo se genera la lluvia

Y es que el agua está a nuestro alrededor en forma de vapor, la fase gaseosa. Se respira agua y se exhala de nuevo. Cuando el aire caliente, impregnado de moléculas de agua, se eleva, se enfría y el vapor de agua se condensa en gotas líquidas. Las gotas se acumulan en las nubes.

Cuando las gotas son lo suficientemente pesadas, caen a la Tierra. Si una nube es más fría, como ocurriría a mayor altura, las gotas de agua pueden congelarse y formar hielo. Estos cristales de hielo caen a la Tierra en forma de nieve, granizo o lluvia, dependiendo de la temperatura dentro de la nube y en la superficie de la Tierra.

La mayor parte de la lluvia comienza como nieve en lo alto de las nubes. A medida que los copos de nieve caen en el aire más caliente, se convierten en gotas de lluvia.

Las partículas de polvo o humo presentes en la atmósfera son esenciales para la precipitación. Estas partículas, llamadas "núcleos de condensación", proporcionan una superficie sobre la que se condensa el vapor de agua. Esto ayuda a que las gotas de agua se junten y sean lo suficientemente grandes como para caer a la Tierra.

Lluvia ácida

La lluvia es siempre agua dulce, incluso cuando el agua procede del océano. Esto se debe a que la sal marina no se evapora con el agua. Sin embargo, en algunos casos, los contaminantes de la atmósfera pueden contaminar las gotas de agua antes de que caigan a la Tierra. La precipitación que resulta de esto se llama lluvia ácida.

La lluvia ácida no perjudica directamente a los seres humanos, pero puede hacer que los lagos y arroyos sean más ácidos. Esto afecta a los ecosistemas acuáticos porque las plantas y los animales a menudo no pueden adaptarse a la acidez.