Se llama Donald Yearwood y estaba durmiendo en el sótano de una casa del barrio de Brooklyn, en el sur de Baltimore, cuando fue despertado por los aullidos de unos cachorros. Varios niños pequeños estaban jugando con cuatro perritos, de tan solo unas semanas de edad, según informa el diario 'Daily News'.

Como no podía dormir, Yearwood cogió la caja en la que dormían los cachorros, los dejó en el suelo y pisoteó sus cabezas, después, arrojó a los cachorros por las escaleras del sótano. Los niños huyeron del lugar asustados.

Los vecinos llamaron a la Policía y los testigos dijeron que el acusado se fue con los cachorros a la parte trasera del bloque de viviendas en el que estaba alojado. Dos horas más tarde, una mujer alertó a la Policía y dijo que sus hijos encontraron una caja de cachorros en un basurero en la escuela secundaria Benjamin Franklin en South Baltimore. Tres de los cuatro perros habían muerto, el superviviente sufría un traumatismo craenocefálico.

Los hechos ocurrieron en noviembre del 2016, entonces Donald se declaró culpable de la atroz agresión. Admitió que había arrojado a los cachorros a la planta baja del edificio, aunque la investigación determinó que había rastros de sangre en la parte superior de las escaleras. Además, el doctor Perry Habecker, patólogo de animales de la Universidad de Pensilvania, realizó la autopsia a los cachorros que habían muerto y confirmó que fueron golpeados en la cabeza.

Ahora comienza el juicio y Yearwood se enfrenta a 24 cargos de crueldad u mutilación animal. "Los hechos de este caso son inquietantes, pero, además, por realizar un acto tan trastornado frente a niños", dijo Marilyn Mosby, la abogada del estado de Baltimore.