El Gobierno ha cifrado en 45 millones de euros la ayuda económica necesaria para luchar contra la inmigración ilegal. Este presupuesto está pensado para un paquete de 14 medidas, entre las cuales se contempla reforzar las vallas de Ceuta y Melilla.

En la valla de Melilla se han gastado al menos ya 33 millones de euros para convertirla en una frontera infranqueable, pero continuamente es sobrebasado por cientos de inmigrantes.

Se trata de un muro metálico de 12 kilómetros de longitud. La primera valla tiene una altura de unos siete metros y está inclinada 10 grados hacia Marruecos para que sea más inestable y evitar que se apoyen escaleras. Si la consiguen superar caen a  un enrejado de cables de acero (la sigra tridimensional), a prueba de cualquier manipulación con herramientas o químicos. Cuenta con sensores de movimiento y está pensada para que el intruso se enrede con ellos.

En el momento del salto las cámaras de videovigilancia ya están grabando y un foco cegador se activa. Pero si se consigue franquear, los inmigrantes deben superar otras dos vallas de 6 metros de altura y rodeadas de cuchillas cortantes.

Entre las nuevas medidas anunciadas por Fernández Díaz está modificar la sigra tridimensional. En su día fue una de las medidas estrella, pero ahora los inmigrantes cubren las cuerdas con mantas y, lejos de retenerles, les ayuda a impulsarse. Obstáculos físicos y tecnológicos que de momento no han conseguido frenar el sueño europeo.