Centrándose en Cataluña, Rajoy ha lanzado una advertencia en su discurso de balance de 2017 en Moncloa, avisando de que "no caben más apelaciones a la ruptura o a la legalidad.

Quiere que haya un Govern pronto, y para eso se constituirá el Parlament el 17 de enero para que 10 días después se pueda celebrar la investidura y se cuente con un Gobierno en Cataluña "capaz de dialogar".

Pero cuando se le pregunta si pondrá todo de su parte para que haya diálogo evita contestar afirmando que él no puede "entrar a lo que pueda pasar". Sí se moja ante la posibilidad de que Puigdemont pueda ser investido telemáticamante, asegurando que "es absurdo querer ser presidente de una comunidad viviendo en el extranjero".

Por otra parte, Rajoy reconoce el mal resultado en Cataluña, pero cree que no se puede trasladar a España porque "lo que ha habido es un voto muy útil hacia una fuerza política".

Un voto útil que se fue a Ciudadanos, a quien el PP ha presionado para que intente formar Gobierno, algo que Rajoy no ha hecho. También ha negado que vaya a hacer cambios en su Gobierno porque cree que "está cumpliendo con su obligación".