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Europa

Tromsø, puerta de entrada a la Laponia Noruega

Los que buscan en invierno la belleza de las auroras boreales tienen aquí su destino predilecto.

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Situada en la isla del mismo nombre, Tromsø es mucho más que la capital de la Laponia Noruega. Esta pequeña ciudad de 66.000 habitantes (aún así, la séptima más poblada del país escandinavo) es uno de los destinos de invierno más desconocidos, extraño cuando es la mejor puerta de entrada para conocer el norte del continente, ver las auroras boreales y acercarse a una historia viva de la Edad de Hierro y la Edad Media. El centro de la ciudad es uno de los más importantes construidos en madera de Noruega y cuenta con numerosos edificios de estilo neoclásico. Sin embargo, su construcción más conocida, la Catedral Ýrtica, no es de esta época, sino que fue construida en 1965. Su estructura mediante triángulos se inspira en los paisajes circundantes y en su interior destaca un original mosaico de cristal. Los conciertos en su interior, con una gran acústica, son impresionantes. El mejor modo de ver Tromsø es subiendo al teleférico de Fjellheisen, unas cabinas que nos llevan a la montaña de Storsteinen, a 420 metros por encima del nivel del mar. No solo se puede admirar toda la ciudad, sino también las montañas, los caminos fluviales que forman la multitud de islas de la costa lapona y los bosques. Al encontrarse tan al norte, la ciudad no puede ceñir su oferta turística a los meses de verano, no convertirse en mero refugio de esquiadores en invierno, de ahí que buena parte de las actividades que se pueden hacer sean bajo techo. Entre ellas destacan dos museos en edificios históricos. Por un lado, el Museo Polar, que cuenta la historia de los exploradores árticos y que se encuentra ubicado en una casa del muelle antiguo, construida en 1830 y rodeada, a su vez, de algunos de los edificios más antiguos de Tromsø. Por otro lado, el Museo Perspektivet, que ofrece exposiciones sobre la historia de la ciudad y otras temporales con temática variada, enmarcadas en un edificio neoclásico que fue la residencia de un mercader y que también se construyó en la misma época que el anterior, concretamente en 1838. Los amantes de los lugares diferentes, tienen aquí un buen destino. Con la expansión de rutas de Norwegian, estas ciudades secundarias de Noruega están más a la mano que nunca, haciendo escala en Oslo.

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