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ISLANDIA

El sol de Medianoche cae sobre el glaciar

El lago de Jökulsárlón, al sureste de Islandia, se ha convertido en el destino de los que quieren conocer la naturaleza en estado puro. Se encuentra entre el Parque Nacional de Skaftafell y la ciudad de Höfn, y cada vez son más los que se deciden a visitar este terreno completamente virgen.

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El sureste de Islandia tiene el honor de contar con el mayor lago glaciar del país. Bautizado como Jökulsárlón, se encuentra entre el Parque Nacional de Skaftafell y la ciudad de Höfn, y cada vez son más los que se deciden a visitar este terreno completamente virgen que en cerano es más benévolo con el viajero.

Una pequeña conexión permite que la laguna de Jökulsárlón no se encuentre completamente aislada del océano. Sin embargo, eso no le exime de tener una profundidad máxima de 200 metros, lo que le convierte en el segundo lago más profundo de la isla volcánica. Su tamaño, en cambio, es más variable, ya que sus 18 kilómetros cuadrados actuales son el resultado de un derretimiento de los glaciares que lo forman, por lo que no deja de aumentar, muy poco a poco.

Esto hace que sea un algo único, lleno de icebergs que flotan majestuosos por toda la superficie, quizás 'echando de menos' cuando formaban parte de la lengua del glaciar Breiðamerkurjökull. En verano, con el espectáculo del sol de Medianoche, es aún más bello, ya que los grandes témpanos de hielo reflejan los tonos rosáceos y naranjas en los que se envuelve el cielo de Islandia. Un espectáculo que hasta hace pocas décadas era casi exclusivo para las focas que allí vivían tranquilamente (y siguen haciéndolo).

A pesar de haber sido escenario de rodajes de películas como 'Tomb Raider', 'Muere otro día' o 'Batman Begins', la naturaleza de la zona está bastante bien conservada, a lo que ayuda su inhospitalidad del invierno. Se puede comprobar en los paseos en barco anfibio de 40 minutos que se ofrecen por la laguna de mayo a agosto.

Una buena idea es complementar el viaje a la laguna con el Parque Nacional. Con casi 1700 metros cuadrados, es uno de los más extensos y bellos del país y se puede acampar en él (en el camping oficial) y probar la rica sopa de cordero islandesa. Lo mejor, hacer una pequeña ruta de senderismo de alrededor de 2 kilómetros cuyo objetivo es llegar a pie a la cima de la preciosa cascada de Svartifoss. No es el único salto de agua de la zona y, de paso, permite ver sus originales acantilados, que recuerdan en parte a Irlanda del Norte.

Un destino glacial que, en verano, nos permite conocerlo más a fondo.

 

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